Sofía Elena esperaba abordar un avión en el Aeropuerto Internacional de Tijuana, México. Su cabello largo, su manera de vestir y comportamiento eran el de una niña, pero su pasaporte tenía el nombre de un varón, con el cual no se identifica porque desde muy pequeña se definió como mujer. Pero la falta de correspondencia entre el nombre legal y la apariencia física la expusieron a pasar por una situación degradante: “Temí que me pidieran una revisión física para comprobar que se trataba de la misma persona”, dijo su mamá.
La niña, actualmente de 11 años, y sus padres podrían haber evitado el temor que vivieron el verano pasado en el aeropuerto de Tijuana si su pasaporte dijera Sofia Elena, pero no pueden obtenerlo sin antes cambiar el acta de nacimiento.
El tema se discutió por primera vez en las comisiones de Administración y Procuración de Justicia, así como la de Igualdad del Congreso de Ciudad de México el 14 de noviembre pasado cuando aprobaron la reforma al Código Civil y Procedimientos Civiles del Distrito Federal para permitir que los niños y niñas transgénero, conocidos simplemente como trans, accedan al cambio de género como lo hacen las personas mayores de edad sin pasar por un trámite.
El dictamen se aprobó con 19 votos a favor y tres en contra, con esto se busca “proteger el derecho a la libre determinación y expresión de la identidad de género y que se permita a niñas, niños y adolescentes promover un acta de nacimiento de reasignación de género, para reconocer los derechos de autonomía personal y de identidad”, se lee en la publicación del sitio oficial del Congreso local.
El paso que sigue es la discusión del dictamen ante el pleno del Congreso local.
Actualmente, para que los menores trans puedan obtener el cambio de género en el acta de nacimiento se ven forzados a hacer una solicitud ante un juez y pasar por un juicio. Ese proceso significaba pagar un abogado, para tomar la decisión el juzgador solía pedir exámenes psicológicos y algunas veces hasta psiquiátricos, sin conocer la experiencia de vida.
Los padres de hijos trans están en desacuerdo con ese procedimiento porque es un método que deja fuera a todos los menores cuyas familias no tienen la capacidad económica para pagar un abogado y los gastos que implican un juicio. Y por otra parte, porque patologiza la condición al pedir un dictamen psicológico cuando ser trans no es una enfermedad, sino una identidad de género, explica Fernanda Pardo, madre de Sofía Elena en entrevista para Infobae México.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó a las personas transgénero de su catálogo de enfermedades mentales en mayo de 2019. Si este organismo dejó de estigmatizar la identidad de género, entonces por qué los niños tienen que someterse a pruebas psicológicas, cuestiona Pardo. Además, el solicitar la revisión de un terapeuta o médico alarga el juicio y aumenta los gastos, pues debe ver al menor por lo menos seis meses.
Por esta razón, un grupo conformado por 19 padres de hijos trans, entre ellos los papás de Sofía Elena, impulsaron la Ley para las Infancias Trans, cual está sustentada en la Constitución local que en su Artículo 4° prohíbe toda forma de discriminación, formal o de facto y algunas de las razones consideradas son por edad o género.
Una de las mamás, al ser abogada y contar con mayor preparación en leyes planteó la ley. Paola Soto y Temístocles Villanueva, ambos diputados por Movimiento Regeneración Nacional (Morena), tomaron la propuesta cada uno por su parte y luego se reunieron en conjunto con los padres. “Se sentaron con nosotros, entendieron la problemática” y de ahí surgió la propuesta de ley, explicó Pardo.
Para llegar hasta este punto, los menores trans y sus familias han pasado por experiencias denigrantes, discriminatorias y de segregación que incluso violan derechos básicos incluidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, como el de educación incluido en el Artículo 3°, el cual especifica que “toda persona tiene derecho a recibir educación”.
Encontrar escuelas donde respeten su identidad de género es un problema, cuenta Pardo. Algunos colegios cuando ven que se trata de una persona transgénero no aceptan la inscripción inventando una serie de pretextos o condicionan a los padres diciéndoles que sus hijos pueden asistir a clases, pero si alguna familia se da cuenta o se queja no podrán seguir recibiendo al menor en el colegio. “Esa no es vida para los niños ni para nosotros como papás, por qué si no estamos haciendo nada malo”, comentó la madre.
Otra forma de excluirlos es negándoles servicios, por ejemplo, Sofía Elena tomaba clases extracurriculares de yoga y un día le dijeron a su mamá que la niña ya no era bienvenida. Pero no es la única forma de discriminación que la menor ha enfrentado. La gente a su alrededor insiste en tratarla en función de los órganos sexuales con los que nació sin respetar su identidad.
En familia decidieron dejar de acudir a servicios de salud porque a pesar de hablar con los médicos y pedir que su expediente tuviera su nombre elegido, cada vez que la llamaban para consulta lo hacían por su nombre legal y cuando la gente veía pararse a una niña despertaban el morbo de las personas y la exponían.
Si ella obtuviera el cambio de género ante el registro civil y pudiera tramitar el resto de su documentación con el nombre de Sofía Elena, evitaría pasar por ese tipo de situaciones. Es esta necesidad la que busca cubrir la reforma aprobada. Pardo negó que la ley esté relacionada con el suministro de hormonas, como ha circulado en redes sociales.
Desde que se discutió el dictamen, la intención del grupo de padres se tergiversó. Organizaciones como Mexicanos al Grito de Vida, Levanta tu Voz y el Frente Nacional por la Familia marcharon este martes en contra de la ley. Pero no son los únicos que se oponen.
El día que se discutió el dictamen en el Congreso, América Rangel, diputada por el Partido Acción Nacional (PAN), dijo estar en contra de que se le permita a un niño cambiar de género por considerar que los menores no tienen la madurez intelectual y equiparó la identidad con permitir a un menor tomar cerveza o fumar cigarros.
En su discurso también dijo que es falso que los seres humanos son neutros, pasando por alto que al nacer las personas atraviesan por un proceso de socialización, en el cual aprenden cómo se comporta una mujer y un hombre, así como las ideas asociadas a lo masculino y femenino. “Por más que yo quiera ser un gato, ese sentimiento no va hacer que me salga pelo y me crezca cola”, concluyó en su discurso.
Pardo expresó su molestia ante la posición de la diputada panista: “Realmente la señora no midió que estaba ofendiéndonos refiriéndose de esa manera de nuestros hijos”, señaló. Ella estuvo presente durante la discusión del dictamen el jueves y a pesar de los desacuerdos tienen en claro su objetivo: apoyar a su hija y buscar por todos los medios posibles darle una infancia feliz.
Con esa finalidad, Pardo y su esposo abrieron una plataforma llamada TRANSinfancia, donde comparten información sobre la infancia trans y mostrar que hablar de personas trans no es exclusivo de adultos. Los papás también se han organizado en redes de apoyo, donde se dan consejos.
Además de la marcha, este martes se posicionaron en Twitter los hashtags #NoALaLeyInfanciaTrans y #ConMisHijosNo. Pardo consideró que las personas en contra de la ley “hablan porque no lo entienden” y desde el desconocimiento de lo que significa ser trans y no contar con un documento oficial que avale su identidad de género.
En los comentarios en redes sociales también notó confusión sobre el tema de la patria potestad, pero el grupo impulsó que al menos uno de los padres o el tutor esté presente cuando el niño haga el trámite, esto se hizo pensando en las madres y padres solteros, porque si en la ley hubiera incluido a ambos padres como requisito, los hijos de padres solteros no tendrían oportunidades de hacer el cambio de género en el acta de nacimiento.
A los diputados que están en contra de la ley les pide sentarse a dialogar con los padres para entender su situación y necesidad. Lo mismo para los grupos que se manifestaron hoy. “Están en desacuerdo porque no conocen, no entienden», dijo Pardo.
El grupo de padres también elaboraron infografías para aclarar en qué se basa la ley y tratando de darle la vuelta a lo que circulaba en redes sociales. “Lo único que queremos es que nuestros hijos vivan bien, que se sientan cómodos con la identidad con la que se perciben” concluyó.
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