Cuando en el inconsciente colectivo está instalada la creencia que los buscadores online son infalibles, hay ejemplos para mostrar que suele haber detalles ocultos que escapan del alcance de los algoritmos de la web. Historias de caminos paralelos que en algún punto se terminan cruzando. ¿Puede entonces la estrella de Hollywood Robert Downey Jr. estar vinculada con un rosarino fanático de Central que se abrió paso en el exigente mundo del diseño automotor a base de tesón y hambre de gloria? Sí, porque el elemento común entre ambos es el Audi R8 Spyder que condujo el personaje Tony Stark en la película Iron Man, y que diseñó el argentino Juan Manuel Díaz. Y los oráculos de Internet no lo reflejan de esa manera.
Con 45 años y casi dos décadas de trabajo en Europa, Díaz es hoy uno de los diseñadores estrella de la casa de Ingolstadt, enfocado especialmente en los deportivos y en los modelos de competición derivados de los autos más potentes de Audi. Sobresale en un área en la que trabajan unas 600 personas, sea con modelos que llevaron su rúbrica directa por haber sido imaginados y moldeados por su talento, como por haber estado a la cabeza de proyectos por el rango que ocupa. Y ya es una referencia tanto en Alemania como en toda Europa.
Tanto es así que un auto que tiene su impronta fue calificado como “uno de los modelos más atractivos de la última década”. Se trata de su última creación en la competición, el R8 GT2, que fue bautizado con semejante elogio por la revista StanceWorks y que competirá en 2020 en el campeonato de GT de la Federación Internacional del Automóvil (FIA). El rosarino le puso el sello de deportividad a la imagen de un auto furioso que porta un motor V10 de 640 caballos.
“El Audi R8 GT2 es el auto que más me enorgullece, fue un proyecto rapidísimo. Había que trabajar sobre la reglamentación de una categoría nueva de autos de carrera, tuvo una crítica excelente pero más allá de eso, cuando yo veo el auto siento que ahí está lo que yo quería expresar”, expuso el diseñador santafesino en una charla de la que participó Infobae.
Díaz está de vacaciones en la Argentina, pendulando entre el descanso en su Rosario natal y las obligaciones que le aparecen con la marca en otras ciudades, por caso Buenos Aires. Pero se considera un obsesivo, tanto que no se permite desconectarse del trabajo, porque en su fórmula del éxito hay dos ingredientes fundamentales: perseverancia y hambre de ganar.
Dijo que de esa forma se abrió camino en las tres marcas que lo cobijaron en Europa: la italiana Alfa Romeo, que le abrió las puertas del Viejo Mundo; la española Seat, que le permitió entrar al emporio Volkswagen; y la alemana Audi, adonde parece haber encontrado su lugar en el mundo, el sitio donde echó raíces, tanto que no lo deslumbra la opción de emigrar a China, el mercado con mayor potencial de la actualidad por la velocidad con la que está creciendo y amenazando a los grandes europeos y americanos.
“No tengo escrito mi currículum en chino -bromea Díaz-. Estoy en un lugar que me da mucha libertad. Cuando estaba en Italia tenía 27 años, contaba con otra mentalidad, no era muy maduro. Hoy con 45 años digo que estoy muy bien en el lugar en el que estoy. Hemos logrado mucha visibilidad con estos autos, y eso es fruto del esfuerzo que se ha hecho. Y estoy acá, de vacaciones, pero mirando el teléfono y revisando los mails todo el tiempo porque me gusta ganar, y Audi me da la posibilidad de hacerlo”.
Los primeros pasos
Fue en Italia donde comenzó con su carrera. Llegó allá gracias a un trabajo que hizo para un curso de Diseño Industrial que tomó en Rosario, después de haber fracasado en el intento de seguir la carrera de Arquitectura. Con apenas 24 años ya estaba en Milán en Istuto Europeo di Design. Ingresó gracias a “la tesis de diseño industrial aplicado al transporte y también el de un auto económico para Argentina”, que tomaron en la península como prueba de su capacidad.
Hizo una pasantía en Renault, luego formó parte de un training en el prestigioso carrocero Pininfarina y cuando parecía que la carrera se le esfumaba porque el dinero escaseaba y no tenía trabajo estable, fue convocado por el alemán Wolfgang Egger, un emblema del diseño europeo, para sumarse a Alfa Romeo.
Su primer gran éxito fue un auto que todavía está vigente y circula en las calles argentinas: el MiTo. Se trata de un modelo que había pensado y dibujado en 2002 para su economía de entonces, que no encontró eco rápidamente porque Alfa, por esos años, no buscaba embarcarse en un proyecto así. Pero Egger le pidió desempolvarlo en 2005. Lo aggiornó y en marzo de 2008 era presentado en el Salón de Ginebra. Antes de toparse con su primer gran suceso, en Alfa Romeo (perteneciente al grupo Fiat, el hoy llamado FCA porque también incluye a Chrysler), había trabajado en el diseño de interiores del 159 y del 8C.
En 2009, su primera criatura fue elegida Auto del Año en Europa. Pero su carrera iba a dar un giro un año después, cuando es convocado para trabajar en Seat. Y ya en el Grupo Volkswagen, fue cuestión de que su nombre llegara a oídos de Wolfgang Egger cuando éste pasó a Audi, y lo reclutó para la marca de los Cuatro Anillos. Egger sigue en la actualidad siendo uno de sus jefes.
Dice pertenecer a una marca que “no sólo entrega un producto premium sino que obliga a trabajar de manera premium”, porque “está todo dado para que seas eficiente y eso facilita mucho las cosas, para que el resultado sea de alto impacto, de alta calidad” Y abunda: “Es como cuando un sastre te hace el traje a tu medida. De esa forma vemos en Audi a nuestros clientes, y ellos esperan una mecánica bien diseñada, un auto que llame la atención por la belleza pero que no será extravagante, con ornamentos raros”.
En ese ambiente llegó a Manager Team Leader de Audi Motorsport bajo el ala de Dirk Van Braeckel, quien fue director de Bentley, y a quien Díaz le tiene un respeto enorme. Allí dio a luz a sus creaciones más importantes: los R8 Spyder (de calle), GT2 y GT3 (de competición), el Q2 e-tron, el primer eléctrico que diseñó y pensado para el mercado chino, y el A1, el modelo de entrada de la marca que tiene un restyling que fue supervisado por el rosarino.
Al GT3 tuvo la dicha de verlo ganador en las 24 Horas de Nürburgring, una carrera de enorme exigencia que se desarrolla en el llamado Infierno Verde, el trazado de más de 20 kilómetros de extensión del circuito alemán. “Es un guerrero. Por eso manteniendo los elementos técnicos que había que respetar, le dimos una imagen semejante a la de un espartano. Al verlo ganar en Nürburgring me di cuenta de lo que sufre el auto en una carrera de este tipo y nos llena de orgullo haber logrado el objetivo, que los pilotos del equipo lo hayan logrado”, apunta.
Tanto con el R8 Spyder como con el Q2 e-tron dice haber sido una suerte de “bombero” que debió resolver diseños con poco tiempo por delante. Del descapotable asume que es “un auto muy lindo, que respeta lo que es la marca desde la elegancia y la deportividad”, y del SUV, que fue presentado en el Salón de Shanghai de este año, cuenta la dificultad que supuso cumplir con las normativas del mercado de destino: “Los chinos tienen una prueba de choque rarísima, en la que tiran una bola de acero contra la parte baja del paragolpe del delantero, y la ley dice que la luz diurna reglamentaria tiene que seguir encendida más allá del daño que haya sufrido en el impacto. Fue un trabajo de geometría durísimo pero lo sacamos”, recuerda.
Díaz es uno de los argentinos que triunfan en el diseño del primer mundo. Un camino que abrió Alejandro De Tomaso, que siguió Horacio Pagani y que hoy también tiene, entre los más encumbrados, al tucumano Esteban Palazzo, quien brilla en McLaren. Y al respecto hace su propio análisis: “El aporte que solemos hacer los argentinos en espacios como éstos obedece a una cuestión cultural. Nosotros estamos acostumbrados a luchar, y tenemos cintura. Y creo que desde ahí podemos hacer diferencia. Somos un poco menos estructurados por la forma en la que vivimos y eso nos puede ayudar, pero tampoco es que sobran tantos argentinos allá, porque hay uno por cada diez alemanes, siete italianos, siete ingleses…”.
Al que sí considera un fuera de serie es al casildense Pagani, autor de autos deportivos que están entre los más codiciados del mundo, como el Zonda y el Huayra. “Me encanta, es el Enzo Ferrari de esta época -compara sin temor a exagerar-. Si vos lo mirás, es un loco, un bicho muy especial. Cuando terminé los estudios lo fui a visitar, le pregunté si podía trabajar con él y me dijo ‘no, hago todo yo’. Es un tipo increíble”.
Su misión y el futuro
El rosarino tiene bien en claro que su objetivo “es hacer que un tipo desee tanto un auto que lo va a terminar comprando”, y que en ese camino trabaja con “un enorme compromiso porque el concepto de calidad de Audi es muy fuerte”, porque se tiene que respetar “la historia” y hacer “modelos lindos”.
“Salvo que consigas un diseño tan rupturista que es altamente atractivo e imposible de evadir, como sucede con el TT, se tiene que seguir un mandato histórico. Hay marcas que tienen mucha historia y por lo general, esas marcas tienen los museos cerca de donde se trabaja. Entonces el museo te marca el rumbo. Con las tendencias de diseño vas innovando pero tenemos un lenguaje de marca que respetar”, abunda.
Y sostiene que ese concepto también se traslada a los autos de competición, porque por ejemplo, en el caso del R8, se va “alimentando al producto ante el cliente cuando vas ganando carreras, porque el concepto es ‘ganás el domingo y vendés el lunes’”.
Mientras el mundo asiste al avance sostenido de la electrificación de motores, Díaz dice que dicha tecnología “no va a cambiar el diseño ni la arquitectura de los autos, al menos en el corto plazo, y eso obedece a que el mercado no puede absorber cambios tan rupturistas”. “La evolución es muy lenta -insiste-, tanto que un auto sale al mercado cuatro años después de haberse congelado su diseño”.
Y subraya que más allá de estar en un lugar de privilegio, tiene que “mirar todo porque son tendencias”. “Si una marca que no es premium presenta un concept que está buenísimo, hay que mirarlo. Es mi obligación como diseñador. Yo me siento a dibujar y hago el auto que yo quiero, pero ese auto está contaminado por las tendencias, por lo que me dijeron, por lo que veo, por lo que yo quiero”, remarca.
Eso es, en definitiva, que no se la cree. Como sigue volviendo a la Argentina, mantiene el acento y la verba de su tierra natal, tanto que habla de sus “pibes” cuando se refiere a sus hijos, también sabe del esfuerzo que hizo para llegar al lugar que ocupa. “Perseverancia es la clave de mi carrera. Cada vez que me caí, y me pasó muchas veces, me levanté. Y mostré mucha apertura para recibir nuevas ideas. Y acá sigo con 45 años tratando de aprender de los más jóvenes”.
Porque en el gen argentino se reconoce el talento, pero sobre todo el esfuerzo. Y Juan Manuel Díaz puede dar fe de ello. Aunque los buscadores de Internet no lo relacionen con otras celebridades que no sean sus propios autos. Nada más. Y nada menos.
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