“Potente, Madurga, Bochini y Pavoni”. Hace dos semanas, Diego Maradona volvió a poner en superficie el nombre de Osvaldo Potente, al que señaló como uno de sus ídolos. Como le pasó al ex capitán de la Selección, Patota fue referencia de una generación que creció con sus goles en la década del 70. El ex enganche no vio la nota en TyC Sports. “Me comentaron lo que dijo Diego y uno se pone contento cuando alguien como él te nombra”, asegura. Hoy alejado del fútbol, en el que también supo ser entrenador del Xeneize, todavía recibe el cariño de los memoriosos cuando entran a su negocio y detectan que aquella gloria boquense gestiona el histórico negocio familiar: una fábrica de trofeos. “Acá tengo más premios que Messi y Cristiano Ronaldo”, se ríe, con un chiste que siempre tiene a mano.
De buena pegada, inteligente y anotador, debutó en 1971 y permaneció hasta 1976 (luego tuvo una segunda etapa entre el 78 y el 80). Anotó 79 goles en 196 partidos. Fue allí cuando cautivó al joven Maradona, que soñaba con debutar en la Primera de Argentinos cuando Patota descollaba. “Después, cuando era ayudante de campo de (Oscar Washington) Tabárez en Boca en el 92, Diego vino a entrenarse con el plantel para mantenerse en estado y hablábamos bastante; de fútbol sobre todo. Nunca me comentó que me admiraba. Es un muchacho normal, muy dado”, describe.
Potente atiende a Infobae en su fábrica. “Desde el 46 la tenemos con mi hermano, nos la dejó nuestro padre (Vicente), está cerca de Parque Chacabuco. Por suerte vienen de todos lados, de San Lorenzo, Huracán, de clubes de barrio, a encargarnos trabajos. Incluso cuando era técnico también daba una mano en el negocio”, cuenta con naturalidad. Aquel N° 10 que se forjó en el club Crisol de Pompeya (de donde también surgió Cacho Saccardi), que se transformó en símbolo de Boca y llegó a la Selección (tres partidos) parece provenir de otra vida. La humildad lo lleva a ser mesurado a la hora de hablar de su status de ídolo, incluso a pesar de la circunstancia de no haber podido celebrar un título: “Hay distintas etapas, y en cada etapa hubo jugadores que tuvieron su momento. En los 60 estuvo Rojitas, Maradona cuando estuvo en los 80, Márcico en los 90, Riquelme. Y en los 70 estuve yo, pero no es fácil encontrar gente de mi época, que se acuerde de uno”.
Uno de los factores que generó tamaña admiración entre los hinchas de Boca fue su condición de verdugo de River: Patota (hoy de 68 años), le anotó siete goles oficiales al clásico adversario. “Tuve esa suerte; nunca fui de llevar las estadísticas. En nuestro tiempo uno jugaba para defender los colores, se divertía. Y la prensa no le daba tanta importancia a esas cosas”, argumenta. Hoy, en un retazo de la historia en la que el club de Núñez encadenó varios resultados positivos en el Superclásico, sobre todo en duelos de eliminación directa, Potente se declara prescindente en el análisis: “No puedo decir cuáles son las causas. Para saber qué pasa hay que estar adentro, en el día a día”.
En su mejor momento, Juventus, Málaga y Atlético Madrid intentaron hacerse de sus servicios. Sin embargo, Alberto J. Armando, histórico presidente de Boca, no quiso perder a su estrella. “No me dejó ir; hubiera sido lindo tener la experiencia de pasar por Europa; te pasan a conocer allá y acá. Pero en esa época negociabas vos cara a cara con los dirigentes. No había representantes”, se explayó.
Potente también pasó por Boca como director técnico de la Reserva e incluso tuvo dos incursiones como entrenador interino del primer equipo, luego de las partidas de Carlos Aimar y el Maestro Tabárez. “Yo a un interinato lo comparo con una maestra suplente. Los pibes no le dan bola, porque saben que está una semana y se va. Otra cosa es cundo se quedan un año o dos años”, aporta su mirada. En ese entonces, el plantel del Xeneize contaba con figuras de fuerte temperamento, como Blas Giunta, el Beto Márcico, el Mono Navarro Montoya y Chiche Soñora, y se generó una puja de poder entre dos grupos: Halcones y Palomas. “Eso fue más de los periodistas. En todos los equipos hay jugadores con personalidades diferentes y cuando no se dan los resultados, salen estas cosas. Si River, al que le ha ido bien, le empieza a ir mal, capaz empiezan a hablar de que tal está peleado con tal. Cuando salís campeón, no se ve nada de lo malo”, dio su punto de vista.
¿Y por qué se alejó de los bancos de suplentes? “Soy técnico, siempre tengo ganas de dirigir, pero también hay que saber correrse para dejarles el lugar a las nuevas generaciones de entrenadores. Yo en las Inferiores de Boca tuve al Nano (Bernardo) Gandulla, que estuvo 11 años trabajando con los chicos. Y se dedicaba a enseñarte. Hoy es diferente, dirigís en Inferiores y si no saliste campeón, te echan. Y hoy hay jugadores que no saben patear o cabecear”, plantea.
Otro 10 símbolo de la historia boquense como Juan Román Riquelme bajó del pedestal de ídolo para sumergir los botines en la arena política: fue elegido vicepresidente del club de cara en la flamante gestión de Jorge Amor Ameal. Potente no está de acuerdo con la decisión. Y argumenta su pensamiento: “Se puso en un papel muy diferente al de futbolista. Pasar a ser político es muy difícil; en 48 horas pueden pasar a putearte. Puso el póster en juego”.
Patota también pasó por Rosario Central, The Strongest de Bolivia y Defensores de Cambaceres, en el Ascenso. Tuvo un breve reingreso en la actividad jugando para un equipo de San Nicolás, en 1985. Se retiró joven, pero estuvo en el fútbol lo suficiente como para dejar grabado su nombre en un espacio privilegiado de la historia de Boca… Y en la memoria de Maradona, uno de los mejores exponentes del deporte. Dos medallas que no se consiguen en su fábrica de trofeos…
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