No más medidas de los cuerpos develadas a viva voz, no más desfiles en trajes de baño, ni coronas, ni cetros, ni princesas… Desde este año, el compromiso social de cada participante será el principal punto que las y los miembros del jurado tendrán en cuenta para elegir a la representante anual del Carnaval Artesanal del Lincoln que, de esta manera, quiebra más de un siglo de tradiciones y rompe con los estereotipos que mundialmente marcan este tipo de eventos.
Al igual que la Fiesta del Sol de San Juan, el carnaval linqueño es una de las celebraciones zonales más esperadas y para la que el pueblo entero trabaja y se prepara: todos se conocen y desean mostrar sus logros en las comparsas, murgas y en el desfile de carrozas en el que, este año y también por primera vez, competirá un colectivo de mujeres.
La postulante que gane se convertirá en la primera Embajadora Cultural del Carnaval Artesanal y ese título representará que fue reconocida por “sus logros de superación personal, su intelecto, por el conocimiento cultural, los trabajos que haya hecho y los compromisos comunitarios que haya asumido”, cuentan desde la organización del certamen.
“Este carnaval se caracteriza por haber sido siempre inclusivo: siempre hubo mujeres participando de la organización, ayudando desde distintos ámbitos, pero este año tiene la particularidad de que un colectivo integrado por más de 50 mujeres competirán en la categoría Marionetas”, contó a Infobae Diego Ramos, gerente de Agencia Carnaval, organizadora del evento. Además, el funcionario linqueño aseguró que toda la ciudad “tomó muy bien el reemplazo de la elección de la reina por embajadora y de los cambios que desde este año se proponen”.
De cara al nuevo certamen, las participantes reciben talleres de empoderamiento con la asesora de imagen Matilda Blanco y Gabriela Vidal, coaching ontológica. Por su parte, el colectivo de artesanas comienza a ensayar su desfile de marionetas de 3 metros en un galpón en el que, además, se conocen y comparten experiencias mientras recrean las técnicas originales de modelado sustentables. Las protagonistas del nuevo carnaval contaron la intimidad del evento.
El Carnaval de Lincoln es una fiesta y, al mismo tiempo, una manifestación del ingenio y la creación colectiva para comprender parte de la realidad social. Este festejo tiene que ver con una forma particular de vivir el carnaval y la expresión de la cultura e identidad del pueblo linqueño.
De la Reina de belleza a la Embajadora Cultural
No están en veredas opuestas sino en la misma, pero ahora caminan diferente, con la seguridad de saber que “serán reconocidas por su contenido y no por el envase”, como asegura Gabriela Vidal, una de las responsables de preparar a cada participante para lo que vendrá. Ella misma fue reina del Carnaval hace varios años y desde su orgullo de ex “monarca” de Lincoln hoy capacita a las 18 concursantes. La asesora de imagen y una de las estilistas de moda más conocidas de la industria, Matilda Blanco, encabeza la capacitación para fortalecerlas y empoderarlas.
Todas estas mujeres están logrando que el Carnaval de Lincoln, cuyos primeros registros festivos datan de 1889, cambie su mirada aunque años antes el gobierno local creó la primera Escuela de Mujeres Líderes orientada al desarrollo para la participación plena e igualitaria en cualquier ámbito.
“La capacitación actual es totalmente diferente a la que se hacía antes y ahí entro yo con esta nueva mirada que trabajamos con Matilda —cuenta Vidal—. Ella está a cargo de trabajar con ellas el empoderamiento y la fuerza de cada mujer”. Respecto de su nuevo rol en el certamen aclaró: “Yo me ocupo de las técnicas de oratoria para ayudarlas a lo que tendrán que hacer como Embajadoras: vender, de alguna manera, el carnaval», dice en referencia a la capacitación que comenzó a principios de enero y se extenderá hasta unos días antes de la elección, el 21 de febrero.
La coaching aclara que desde este año, en el Carnaval de Lincoln dejará de haber pasadas en traje de baño porque “no tiene que ver con esta nueva mirada”. “Sí se van a presentar con un traje de noche, pero la evaluación pasará por las aptitudes y la actitud que ellas puedan tener, la relación con los otros, cuán empáticas pueden ser o no con las demás personas, cómo se comunican, qué capacidad de comunicarse tienen”, detalla Vidal.
En el certamen, también se agregaron nuevas categorías al desfile de motivos que entran en competencia: Compañía de teatro y Cuerpo de Baile. Este año, además, por primera vez habrá un grupo de mujeres artesanas. También con desfile de carrozas y cabezudos artesanales, batucadas, atracciones mecánicas y conciertos de grandes artistas durante 8 noches.
Las 18 participantes (todas las que se anotaron) sienten mucha alegría y eso alienta a la Agencia del Carnaval, organizadora del evento. “Fue muy lindo escuchar que muchas de las chicas se anotaron, justamente, por este cambio de Reina a Embajadora Cultural. Lo dicen en los videos de presentación que grabaron», agrega Vidal.
Para el Ejecutivo local es un visto bueno saber que sus vecinos recibieron bien la novedad. “Cayó muy bien en la sociedad y somos conscientes de que este cambio tiene que ser de menor a mayor y que se tiene que trasformar paulatinamente”, enfatizó el funcionario que reveló que “la última reina y las princesas participan de todas las actividades organizativas del evento” y están pensando en una especie de despedida de los símbolos que desde hace más de 100 años acompañaron a las reinas.
“Estamos pensando en entregarles un cetro simbólico de mando y también en hacer como una especie de viaje simbólico de la corona de la última reina al Museo Histórico”, finalizó.
Las candidatas a Embajadora Cultural representan a clubes de barrios, barrios, filiales de clubes de fútbol, peñas, sociedades de Socorros Mutuos y bandas de música.
Mujeres haciendo lo que antes sólo hacían hombres
130 años debieron pasar para que un grupo formado íntegramente por mujeres compita en el área “cartapesta”, la técnica tradicional de modelado en barro, y caminen las 8 cuadras por las que se extiende el desfile de marionetas y carrozas. Ellas llevarán a cuesta marionetas de 3 metros con las que darán cuenta de la contaminación ambiental en la zona.
“Nuestra intención es provocar una reflexión, una respuesta a un tema tan comprometido como es el del medio ambiente”, cuentan desde el colectivo AMALAS, el grupo de mujeres autoconvocadas de distintas edades, profesiones y oficios, reunidas desde junio de 2019 para trabajar en el armado de carrozas, minicarrozas, cabezudos, máscaras sueltas y marionetas.
“Nuestra intención es provocar una reflexión, una respuesta a un tema tan comprometido como es el del medio ambiente”, cuentan desde el colectivo AMALAS, el grupo de mujeres autoconvocadas para competir en la construcción de marionetas.
Julia Sigliano forma parte de la Agrupación Mujeres Artesanas Linqueñas y contó a Infobae la experiencia que vive junto a sus 30 y pico de compañeras que desde hace medio año trabajan días completos para lograr su objetivo: ser las primeras mujeres en competir en la categoría marionetas.
“Un día, entre amigas, nos preguntamos qué pasa con la mujer en este rubro, por qué no hay mujeres construyendo carrozas ni compitiendo en cartapesta”, contó Sigliano sobre aquella primera charla que se dio durante el inestable clima de abril de 2019 y que, entre mate y mate, las llevó a convocar a otras mujeres para ser parte del grupo que se gestaba para derribar otro estereotipo: las mujeres no arman carrozas ni trabajan la cartapesta.
“En junio armamos el primer grupo de 50 mujeres. Llamamos a quienes creímos que podrían sumar a este proyecto por lo que saben y por sus habilidades. Queríamos vivir la experiencia de competir en cartapesta, cosa que no sólo estamos viviendo a full como artesanas sino que nos estamos reconociendo como grupo con un objetivo común”, admitió feliz por ese descubrimiento en la mirada de la otra.
Todo lo hicieron desde cero: no tenían fondos, ni un galpón donde trabajar ni herramientas para usar. “Nuestra base era cero y teníamos la ilusión de hacer una carroza, pero nos dimos cuenta de que las medidas que debía tener para poder competir eran demasiado grandes y no teníamos dónde armarla ni meterla, por eso decidimos hacer marionetas, siempre siguiendo nuestro objetivo: entrar en la competencia”, señaló la artesana que a la vez se recordó cuando, años atrás para estas fechas simplemente le preguntaba a sus vecinos qué estaban preparando y ella veía todo del otro lado de las vallas de seguridad.
Pero a fines de agosto, cuando todo cobraba forma, le cayó la ficha: se dio cuenta de que desde el próximo 8 de febrero será solo parte de ese desfile que de niña esperaba ansiosa y además cuando pise el asfalto por primera vez se habrá convertido (junto a sus compañeras, y ahora amigas) en parte de la historia del evento cultural más importante de su ciudad.
“¡Uf! ¡Es tremendo pensar en eso! Para muchas de nosotras es muy importante estar en este lugar«, admitió con emoción en la voz y volvió a los primeros pasos que dieron para llegar a este presente: «Sabiendo que no íbamos a poder hacer una carroza, en agosto, encaramos el diseño de las marionetas. Nos juntamos en distintas casas para hablar de lo que queríamos decir, para desarrollar las ideas y ver qué roles tendría cada una. Ya en septiembre la idea estaba armada, pero no teníamos el dinero para construirlas como lo hacen todos porque la cartapesta se modela sobre estructuras de tergopol enormes y todo se monta en estructuras de hierro. Así fue como decidimos volver a las fuentes de la técnica de cartapesta y construir con barro, en la tierra y con hojas de diarios”.
“Nos preocupa el cuidado de nuestra tierra, del lugar donde crecimos y nos parece apropiado visibilizar nuestro sentir en la fiesta más popular”.
El colectivo AMALAS comenzó como un grupo de conocidas de distintas profesiones y oficios. Ahora todas se conocen, se vivencias, son compinches y comparten el orgullo de saberse las primeras mujeres de su ciudad que participarán en el desfile de carrozas con sus marionetas. Orgullo por ser mujeres y oriundas de Lincoln.
“Muchas de las integrantes del colectivo nacimos en Lincoln, otras vivimos en la ciudad porque nuestras familias alguna vez vivieron aquí. El carnaval de Lincoln es parte de nuestras vidas desde la más temprana infancia. De alguna manera u otra fuimos partes: disfrazadas, bailando, jugando con nieve y agua, cantando, tocando algún instrumento, candidatas a Reina del carnaval, miembros del jurado de selección de reinas o carrozas, pero nunca participamos como carroceras, históricamente este lugar ha sido ocupado por varones”, señalan. Ya no.
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