En un marco de apreciación del dólar frente a todas las monedas emergentes, el billete en la Argentina mantiene un sendero de gradual alza y este miércoles experimenta subas en todas las franjas.
En el mercado formal anota nuevos máximos históricos, a $62,67 en el mercado mayorista, y a $84,15 para la venta al público, donde se aplica el Impuesto para una Argentina Inclusiva y Solidaria (PAIS), del 30 por ciento.
De todos modos, en lo que va del 2020, la divisa de EEUU se encareció apenas 4,6%, una tasa que le empata a la inflación doméstica y que mantiene al tipo de cambio estabilizado en términos reales.
En Brasil, por ejemplo, el dólar experimenta desde comienzos de año un avance de 16,4%, desde los 4,02 a los 4,68 reales, con una tasa de inflación inferior a 1 por ciento. Este lunes llegó a operarse a un récord histórico de 4,79 reales en el intradía.
Con esta tendencia, la competitividad cambiaria de la Argentina con Brasil, su principal socio comercial, disminuye paulatinamente. El Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral con Brasil, calculado por el Banco Central, es hoy el más bajo desde junio de 2018.
En términos relativos, el tipo de cambio argentino se aprecia, por una devaluación que es neutralizada por la inflación, aún en torno al 50% anual. El dólar mayorista, que rige para las operaciones de comercio exterior, sumo en los últimos 12 meses un 51% de aumento, desde los $41,30 del cierre del 12 de marzo de 2019 a 62,67 pesos.
Está claro que los controles cambiarios vigentes en la Argentina, que se fueron aplicando por etapas cada vez más restrictivas a medida que se deterioraban los indicadores de la economía, permiten este deslizamiento del dólar ordenado y administrado por el Banco Central, que dosifica precios y cantidades a la vez, proceder que no podría darse en un mercado abierto.
Después de la abrupta devaluación del peso en la semana posterior a las elecciones primarias del 11 de agosto, la administración de Mauricio Macri decidió restringir la venta de divisas a privados a un máximo de USD 10.000 por mes a partir del 30 de agosto. Entre el 12 y el 14 de agosto el precio del dólar saltó 33 por ciento.
El 28 de octubre, consumado el triunfo de Alberto Fernández en las elecciones presidenciales, se dispuso un “cepo” de USD 200 mensuales para atesoramiento y consumos en el exterior. A partir del 26 de diciembre, el gobierno del Frente de Todos estableció un impuesto “solidario” del 30% para la demanda privada que redujo al mínimo las operaciones minoristas.
En seis meses, el avance de la inflación consumió el salto cambiario impulsado por el resultado de las PASO
El dólar mayorista desaceleró drásticamente la suba desde el 30 de agosto. En poco más de seis meses aumentó apenas 5,3% en la plaza interbancaria, desde los $59,51 a los $62,67 de hoy.
Ese dólar se vislumbra atrasado si se toman en cuenta la devaluación regional, los dos años de contracción de la economía local, el virtual default de la deuda soberana y la reciente volatilidad financiera global.
Esa “brecha” entre lo que determina el Gobierno y el valor real que los actores económicos le atribuyen al dólar –en rigor, al peso- se refleja en las paridades bursátiles y el mercado informal, cuyas cotizaciones convergen en la zona de los 80 pesos con el dólar “solidario”.
Este miércoles, el dólar “contado con liquidación”, que es la paridad implícita en la cotización de las acciones y bonos que se operan en simultáneo en pesos en la Bolsa local y en dólares en el exterior, se pacta a 86,56 pesos.
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