Entre los centros de avances que se van desarrollando en el planeta en pos de conseguir un antídoto eficaz frente al coronavirus, el proyecto sustentado en proteína ‘S’ del virus que está en desarrollo en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), ha lanzado su etapa preclínica, que implica los testeos de seguridad aplicando la potencial vacuna en animales con el fin de detectar índices de seguridad, toxicidad e inmunogenicidad en sus organismos.
El profesional a cargo del grupo de investigadores que trabaja en la vacuna, Juan Joel Mosqueda Gualito, declaró que “la UAQ es la única institución que está evaluando los efectos de la vacuna en cuatro modelos animales: ratones, conejos, ovejas y cabras. De ser prometedores los resultados darían ventaja a este desarrollo, en cuanto al contexto inmunológico, para que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) otorgara el permiso para hacer las pruebas en seres humanos”.
La etapa que se atraviesa en este tiempo se trata de aplicar una primera dosis y luego, tres semanas después, evaluar la respuesta inmunológica que ha despertado la vacuna en el organismo, para luego, en caso de avances, proceder a la aplicación de una segunda dosis. En este proceso será posible medir la presencia de anticuerpos y los eventuales efectos colaterales que pudiera ocasionar como inflamación, hipersensibilidad o daño en el tejido.
Esperando buenas repuestas, se cree que, si todo sale tal como lo esperado, se procederá a medir el nivel de anticuerpos y la respuesta inmunitaria, valores que se obtendrán en 3 fechas diferentes: a los 10, a los 21 y a los 31 días de aplicadas las dosis.
Etapa de preparación
Estos procedimientos tienen lugar en la sede de la Facultad de Ciencias Naturales de la UAQ, localizada en Querétaro. El equipo involucrado se compone de Diego Josimar Hernández Silva y Andrés Velasco Elizondo en la etapa de expresión, purificación y preparación de la vacuna; Diego Josimar Hernández Silva y Juan Carlos Rivera Ballesteros en la etapa de Inmunización en conejos; Mauricio Medina Hernández y Aldo Josué Pavón Rocha en inmunización en cabras y ovejas; y Miguel Ángel Mercado Urióstegui y Alma Susana Mejía López en Inmunización en ratones.
Mientras este procedimiento avanza, a la par, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, informó que su país se garantizó el acceso a 8 proyectos internacionales de vacunas a través del portafolio COVAX, de los cuales 3 son de Estados Unidos, uno de Alemania, uno de Gran Bretaña, dos de China y uno más de Australia.
Covax es un instrumento dependiente del Acelerador para el Acceso a las Herramientas contra COVID-19 (ACTA), llevado a cabo por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para garantizar el acceso a vacunas contra el coronavirus de manera global.
El funcionario, además, informó que el gobierno simultáneamente apoya 19 proyectos nacionales, entre ios que se encuentra el desarrollo de Querétaro, siete de ellos están recibiendo financiamiento de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID). Además de la entidad antedicha, se encuentran bajo esta modalidad la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Cinvestav, el Centro de Investigación en Computación del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
La semana pasada se dio a conocer que la vacuna rusa contra el coronavirus, Sputnik V, podría estar lista para noviembre de este año, lo que significa que para finales del 2020 México podría distribuir millones de dosis en el país.
“Estamos esperando tener resultados para mediados o finales de noviembre de la fase III en Rusia”, dijo Alejandro Lara Terrazas, director médico de Landsteiner Scientific.
Se trataría de un total de 32 millones de vacunas, cuyas pruebas arrancaron en el mes de agosto, las que podrían ser distribuidas en diciembre de este año. las dosis fueron probadas en 40,000 voluntarios rusos y serpa probada también en ciudadanos de Brasil, Arabia Saudí, India, entre otros países. Aunque México también era prospecto para las pruebas, finalmente el gobierno ruso desistió de incluir mexicanos en la fase III.
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