“Es verdad que alguno de los nuestros están enojados, pero gracias a esos cambios salvamos las papas”, dijo un funcionario de Casa Rosada con el último suspiro antes de irse a dormir, hoy, después de una sesión que duró casi 18 horas, en la cual la Cámara de Diputados aprobó –con modificaciones– el proyecto del kirchnerismo para quitarle fondos a la ciudad de Buenos Aires. En el gobierno porteño, en cambio, el análisis fue inverso: “No nos conviene la ley que salió, porque la comisión para negociar otorga 60 días, pero si no hay acuerdo pueden laudar y obviamente que van a laudar contra nosotros”, lamentó un allegado a Horacio Rodríguez Larreta.
Así, a pesar del esfuerzo que realizó Juntos por el Cambio para bloquear la aprobación de la iniciativa que ahora deberá volver al Senado para una segunda revisión y provocará daños severos al presupuesto porteño, el Frente de Todos logró una victoria, aunque pírrica. Sobre todo porque el quórum obtenido para abrir la sesión especial se logró con 129, ni uno menos ni uno más. Todo fue extremadamente exigido. Incluso cuando hubo que votar que la sesión especial estaba habilitada a funcionar en forma virtual, porque el compromiso había vencido el 30 de noviembre, y ya era 1º de diciembre. Otra vez, 129 votos.
El ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, no se movió del despacho del presidente de la Cámara, Sergio Massa, monitoreando cada detalle de la compleja sesión donde el Gobierno se jugaba mucho. Siempre acompañado por la secretaria de Provincias, Silvia Batakis, quien en forma personal intervino en el texto que propuso la bancada de Unión por Córdoba para votar en forma afirmativa junto al Frente de Todos.
Mientras tanto, una versión aseguraba que el jefe de asesores del Presidente, el peronista porteño Juan Manuel Olmos, conversaba en forma directa con el jefe de Gabinete de la ciudad de Buenos Aires, Felipe Miguel, buscando que Horacio Rodríguez Larreta reduzca sus aspiraciones en relación a la quita de fondos que le exigiría la ley. Ambos, sin embargo, lo negaron enfáticamente. Olmos fue incluso más preciso: “hace seis meses que no hablo con Miguel”.
Pero la presencia de De Pedro fue vital, además, para habilitar esa negociación. Sin el ministro del Interior, Massa no hubiera logrado que el presidente del bloque oficialista, Máximo Kirchner, avalara las conversaciones que terminaron con un saldo positivo para el Gobierno. “Es mínimo, pero nos evitó la derrota”, fue lo que un funcionario explicó a Infobae.
En efecto, ahora la Ciudad de Buenos Aires tiene 60 días para negociar con la Nación un recorte menor que el planteado por el oficialismo o aceptar el laudo del Gobierno, que nunca los beneficiará. También el Senado puede ratificar su proyecto original, pero en la Rosada nadie cree que Cristina Fernández de Kirchner deje en falsa escuadra al ministro del Interior, que logró este resultado en Diputados con enorme esfuerzo político.
Es que no solo se tuvo que involucrar en el texto de las modificaciones, a través de Batakis, sino en los tiempos de cada convocatoria. Primero, cuando el Frente de Todos pidió el plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales y Presupuesto para dictaminar el proyecto que había llegado desde el Senado con el fuerte castigo a la Ciudad, con el tiempo exacto para llevarlo al recinto. Luego, cuando el bloque oficialista pidió a última hora del viernes la sesión especial para el último día de sesiones ordinarias.
Cada movimiento se realizó al filo, mientras la oposición estaba distraída por amigos que tiene en Diputados o atendiendo otros asuntos de la agenda de Gobierno. “Sin esos cambios, ellos perdían y así lograron que muchos que rechazaban se abstengan, como los 7 del interbloque de Graciela Camaño y el socialista”, dijeron en Juntos por el Cambio.
A última hora de hoy, el jefe de Gobierno porteño realizará una conferencia de prensa para sentar posición sobre lo que se votó en Diputados. Se prevé un posicionamiento fuerte con relación al proyecto, y también sobre las palabras del jefe del bloque oficialista, Máximo Kirchner, que habló de él como candidato presidencial.
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