La revuelta popular de Cuba, una oportunidad que no debe perderse

La revuelta popular de Cuba, una oportunidad que no debe perderse

Cubanos en Miami respaldan las masivas protestas contra la dictadura comunista de la isla
Cubanos en Miami respaldan las masivas protestas contra la dictadura comunista de la isla (MARCO BELLO/)

Después de más de 62 años de régimen autoritario, control totalitario y reducción de las libertades civiles a cero, el pueblo cubano ha optado legítimamente por la sedición contra el mal gobierno en nombre del bien común.

El pueblo cubano sabe que el régimen reprimirá con todas sus fuerzas, pero la gente ha perdido el miedo brindando un escenario parecido a las imágenes presenciadas en 1989 en los ex países comunistas y también en la última década, durante la Primavera Árabe. Las personas han llegado a un punto en el que ya no consideran su situación sostenible, y tanto es así que la muerte es mejor opción que la esclavitud. El lema de los movimientos independentistas del norte y sur de América “Libertad o Muerte” se ha vuelto más relevante que nunca.

La rebelión del pueblo cubano estalló con la crisis de COVID, provocando más muertes de las que la dictadura está dispuesta a admitir. Un régimen que siempre ha afirmado ser una potencia médica para exportación se encontró en una situación en la que los cubanos se enfermaban cada vez más y las muertes se iban multiplicando. Pero esa fue la gota que colmó el vaso.

Los cubanos han vivido bajo severas restricciones en sus actividades económicas, en su libertad de expresión y en sus derechos civiles y humanos. Presos de conciencia llenaron las prisiones pasando décadas encerrados y maltratados. El régimen ha instruido a su gente sobre cómo pensar, ha definido lo que está bien y lo que está mal, ha inundado sus mentes con propaganda falsa y ha dejado a la mayoría de la población en un estado de pobreza y miseria. Y cabe aclarar que esto último no fue el resultado del embargo estadounidense, como han dicho o insinuado algunos lideres como el presidente argentino Alberto Fernandez y algunos estadounidenses como el presidente del comité de asuntos exteriores de la cámara de diputados, Gregory Meeks.

Esta miseria es el resultado de que el régimen despojó a sus ciudadanos de sus energías creativas naturales y se apoderó de los roles que por lo general le corresponden al mercado desde una fábrica, pasando por granjas agrícolas y hasta el manejo de negocios de venta minorista. En el comunismo, todo es propiedad y administración del estado. Esta concentración de funciones suele desembocar en ineficacia e improductividad.

Un vehículo de las fuerzas especiales de la dictadura pasa junto a un carro de la época en la que se instauró el régimen en el centro de La Habana
Un vehículo de las fuerzas especiales de la dictadura pasa junto a un carro de la época en la que se instauró el régimen en el centro de La Habana (Alexandre Meneghini/)

En estos casos la represión se torna inevitable porque es necesaria para implementar esta monstruosa dictadura por sobre las tendencias naturales del ser humano a pensar y tomar iniciativas. El estado cubano está por encima de todo y de todos y, por lo tanto, concentra un poder tremendo que indefectiblemente conduce a la corrupción de las élites. Fidel Castro, el difunto líder de la revolución socialista cubana, dijo una vez que la alternativa al régimen cubano es un país fallido como Haití. Sin embargo, al igual que Haití, Cuba ha sido gobernada por una clase dominante que se aferró al poder mientras mantuvo al pueblo en un estado de abyección.

Como el estado cubano no pudo mejorar la situación de sus ciudadanos, desde el “vamos” inició una campaña de lavado de cerebro y procedió a silenciar las voces disidentes. Así, Cuba, desde los inicios de su revolución se convirtió en un régimen de verdugos y fusileros.

El régimen cubano, como Irán y Venezuela, tenía la visión de expandir su revolución en el exterior. Así, Cuba fue un exportador activo de revoluciones sociales que sirvió de modelo para los movimientos guerrilleros en toda América Latina que creían en el concepto guevarista de lucha armada para combatir a los regímenes capitalistas de la región.

Asimismo, el régimen de Castro intentó directamente subvertir países como Venezuela en la década de 1960. Esta maniobra fue evitada con éxito por el entonces presidente venezolano Rómulo Betancourt, un firme creyente en la democracia.

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Después de la caída de la Unión Soviética, cuya protección y apoyo fueron cruciales para la supervivencia del régimen, Cuba permaneció aislada durante aproximadamente una década, negándose a adoptar las reformas promovidas por Mijaíl Gorbachov. Entonces tuvo lugar la revolución bolivariana de Hugo Chávez.

Cuba no solo se benefició de la bonanza petrolera de Chávez, sino que el régimen cubano brindó todo su asesoramiento y sus conocimientos al régimen venezolano para que éste pudiera consolidar una dictadura totalitaria. Hasta el día de hoy, el régimen de Maduro en Venezuela cuenta con asesores cubanos y sus tácticas de represión y régimen totalitario aprendidas de la Policía Secreta de Alemania Oriental “Stasi”, la agencia opresiva más eficaz de los años de la guerra fría. Cabe señalar que la Stasi reclutó ex miembros de las SS, la Gestapo y otros criminales nazis para llevar a cabo sus atroces actividades.

Hoy los regímenes cubano y venezolano no solo constituyen una amenaza para sus sociedades, sino que también son una amenaza para la región, incluido Estados Unidos. Ambos gobiernos están asociados con grupos terroristas, estados rebeldes y delincuencia transnacional.

Recientemente, el presidente estadounidense Joe Biden dejó en claro que su objetivo es contener la creciente influencia de Rusia y China en varias áreas. China y Rusia ya respaldaron al régimen de diferentes maneras.

¿Debería Estados Unidos quedarse callado? Estoy de acuerdo con el Senador Bob Menéndez, jefe del comité de asuntos exteriores del Senado en que la intervención militar puede no ser la más popular o la mejor idea. Aun así, Estados Unidos puede apoyar las actividades de cubanos destinadas a subvertir el régimen proporcionando ayuda logística y financiera. Dicho apoyo podría incluir una segunda Bahía de Cochinos. Asimismo, un bloqueo naval de Cuba sería otra forma de evitar asistencia externa al régimen cubano y también contribuir al aislamiento del régimen.

Al mismo tiempo, también sería muy importante establecer un corredor humanitario para proveer de vacunas y alimentos al castigado pueblo cubano. Se podrían considerar otras ideas proactivas, pero quedarse de brazos cruzados no debe ser una opción.

Fuente: Infobae