Cuando la selección de Brasil accedió a los cuartos de final como segundo del Grupo F en el torneo femenino de fútbol de los Juegos Olímpicos de Tokio, logró esquivar al tetracampeón mundial y olímpico Estados Unidos. Pero Canadá, que se presentaba como un rival accesible, terminó siendo su inesperado verdugo y la Canarinha quedó eliminada por penales.
Tras el empate 0-0 en los 120 minutos reglamentarios, las jugadoras de Brasil terminaron cayendo ante las canadienses en los penales por 4-3. La gran figura fue Stephanie Labbé, la guardameta del elenco norteamericano, que detuvo dos disparos en la tanda que definió el partido.
Los fallos de Andressa y Rafaelle fueron lapidarios para un combinado brasileño que tiene dos medallas de plata (Atenas 2004 y Pekín 2008) en sus vitrinas y que venía de terminar en el cuarto puesto en Río 2016. Con esta caída igualan su peor actuación, la de Londres 2012, donde también fueron eliminadas en los cuartos de final.
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