Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) la población de más de 60 años es de 12.9 millones de personas; se estima que para el año 2050 la esperanza de vida se incremente a 81.29 años, lo que refuerza la previsión de que la sociedad mexicana estará constituida en una buena parte por personas adultas mayores.
Desafortunadamente, el aumento de la esperanza de vida conlleva una serie de enfermedades y condiciones que vulneran el bienestar de este grupo poblacional. Entre estos trastornos se encuentra el Alzheimer como la más común de ellas.
Se estima que en México aproximadamente un millón 300 mil personas padecen de Alzheimer, cifra que representa entre 60 y 70 por ciento de los diagnósticos de demencia y afecta con mayor frecuencia a las personas mayores de 65 años.
Esta enfermedad se debe a cambios en el cerebro por la presencia de la proteína llamada beta amiloide que se acumula frecuentemente en el lóbulo temporal, dicha toxina provoca inflamación y muerte progresiva de neuronas.
Aunque parezca increíble, hay algunos alimentos que pueden ayudar a que el organismo cumpla sus funciones correctamente, Por ejemplo, aunque las nueces son alimentos saludables para el cerebro, pero debemos consumirlas constantemente con moderación y dentro de una dieta equilibrada.
Los ácidos grasos omega 3 fortalecen las neuronas. Así, algunas investigaciones muestran que los alimentos ricos en omega 3, combinados con la acción de otros agentes como los antioxidantes, podrían tener efectos positivos en la prevención del alzhéimer. Podemos encontrarlo en pescados azules, sardinas, anchoas, salmón, etc. También está presente en verduras, como las espinacas o el rábano. Por otra parte, también son fuente de omega 3 los aceites vegetales, especialmente el de linaza.
Las frutas, las verduras y los frutos secos son alimentos ricos en antioxidantes. Otras fuentes son el aceite de oliva extra virgen, el cacao y el té verde.
En cuanto a la vitamina C, la podemos encontrar en numerosas frutas como la piña, el mango, la papaya, los cítricos en general o el kiwi, entre otras. La vitamina D está presente en alimentos como las zanahorias, seguramente el más conocido, pero también en los lácteos o la yema de huevo.
El ginkgo (Ginkgo biloba) es una de las especies de árbol vivo más antigua. La mayoría de los productos de ginkgo se preparan con el extracto que se obtiene de sus hojas con forma de abanico.
Se cree que los componentes más beneficiosos del ginkgo son los flavonoides, que tienen poderosas cualidades antioxidantes, y los terpenoides, que ayudan a mejorar la circulación dilatando los vasos sanguíneos y reduciendo la viscosidad de las plaquetas.
El ginkgo suele venderse en forma de tableta oral, extracto, cápsula o té. No comas semillas de ginkgo crudas o tostadas, ya que pueden ser venenosas.
La mayoría de las investigaciones sobre el ginkgo se centran en sus efectos sobre la demencia, la memoria y el dolor causado por el flujo sanguíneo muy bajo (claudicación).
Según los estudios, el Ginkgo biloba es especialmente beneficioso para los pacientes que se encuentran en las primeras etapas del alzhéimer. Este extracto vegetal puede tener resultados tan positivos como las drogas inhibidoras de la acetilcolinesterasa.
Para preparar un medicamento natural para el alzhéimer a base de Ginkgo debes hervir en una taza de agua dos cucharadas de esta hierba durante tres minutos. Luego, retiras el brebaje del fuego y lo dejas reposar. Se recomienda beber una taza a diario. También se puede encontrar en tabletas o en tiendas naturistas.
Es importante recalcar que este padecimiento poco a poco borra los recuerdos de nuestros seres queridos y conocer sobre ella es de gran ayuda cuando un conocido la está viviendo. Cuando la enfermedad está avanzada, el paciente presenta olvidos de eventos constantenemte, problemas de lenguaje, alteraciones del pensamiento abstracto, desorientación, cambios en el estado de ánimo, pérdida de habilidades previamente adquiridas como manejar y llevar sus cuentas; olvido de lugares habituales, nombres de personas cercanas y vestirse por sí mismas, entre otras. En fases terminales es posible que presente dificultades al tragar, caminar, hablar e incontinencia fecal y urinaria.
SEGUIR LEYENDO:
El riesgo de Alzheimer aumenta en los adultos mayores que tuvieron COVID-19
Las 10 claves para prevenir el Alzheimer, una enfermedad que padecen casi 50 millones de personas
Estimulación cerebral artificial: la ciencia encontró una clave para mejorar la memoria