En la Argentina, el organismo público de sanidad animal, el Senasa, confirmó que la infección por el virus de la gripe aviar produjo la muerte de 230 lobos marinos de un pelo a lo largo de la costa atlántica, desde Buenos Aires hasta Tierra del Fuego, durante agosto pasado. En Finlandia, se sacrificaron 120.000 zorros y visones para controlar un brote en granjas peleteras. Más de 1.700 aves y focas también fallecieron cerca del parque estatal Fort Flagler, en el estado de Washington, en los Estados Unidos.
Son solo algunas de las últimas víctimas de una epidemia global de gripe aviar que técnicamente se llama “panzoonosis” por la diversidad de especies de animales que afectó. Desde 2021 no ha parado de crecer a “tasas alarmantes” y tiene alta mortalidad, según advirtió la Organización Panamericana de la Salud.
Se trata de un problema que mata a la fauna silvestre, genera pérdidas económicas en el sector de producción avícola, e implica un riesgo de una potencial pandemia en humanos si el virus llegara a evolucionar y adaptarse en la transmisión entre los seres humanos. ¿Cómo se frena?
Hasta ahora solo hay 8 casos reportados de personas con gripe aviar desde diciembre de 2021. Tres de ellos residían en América: Estados Unidos (abril de 2022), Ecuador (enero de 2023) y Chile (marzo de 2023). Los síntomas son tos, diarrea, dificultad respiratoria, fiebre, dolor de cabeza, malestar general, dolores musculares, y secreción nasal.
El virus de la gripe aviar H5N1 se había detectado por primera vez en aves acuáticas en el sur de China en 1996. Pero más recientemente, apareció un subtipo de ese virus que pertenece al clado 2.3.4.4b y pasó a ser predominante en Asia, África, Europa y Oriente Medio a fines del 2021. Luego, se propagó en América.
“El virus de gripe aviar de alta patogenicidad H5N1 clado 2.3.4.4b surgió a partir de animales de producción. Se falló en su contención inicial y el patógeno ha sido muy eficiente en su transmisión por el mundo”, explicó a Infobae la científica argentina Marcela Uhart, veterinaria egresada de la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires (UNICEN) y directora del programa para América Latina del Centro de Salud de la Vida Silvestre de la Universidad de California, en Davis, Estados Unidos.
Oceanía y Antártida son las únicas regiones sin circulación del virus. Pero la doctora Uhart junto con colegas de otros países que forman parte de la Red de Expertos en Gripe de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización Mundial de Alimentación (FAO) dieron un llamado de alerta días atrás: la gripe aviar podría implicar una catástrofe ambiental para la fauna de la Antártida.
“Antes de 2022, no se había registrado en Sudamérica una circulación previa del virus. Por lo cual, no había inmunidad en los animales y fue uno de los factores que podría haber contribuido a que haya tantos fallecidos. La misma situación ahora aplica para la Antártida, pero con agravantes”, señaló Uhart.
Con “agravantes” se refiere a que varias especies se reproducen y crían en colonias muy densas en el continente blanco y esa particularidad podría favorecer la transmisión del patógeno. Además, las poblaciones de algunas especies sólo viven en esa región del mundo y por eso son más vulnerables. Si llegaran a adquirir la infección de la gripe aviar, las especies podría ser más afectadas allí ya que no tiene poblaciones habitando otras regiones del mundo.
“El patógeno emergió de las producciones intensivas de aves domésticas, donde hay muchos animales juntos en espacios no muy amplios”, subrayó en diálogo con Infobae Pablo Plaza, veterinario, doctor en Biología e investigador de la Universidad Nacional del Comahue y el Conicet, quien colaboró con el estudio de los lobos marinos afectados por gripe aviar en Perú en el verano pasado.
“El virus luego se derramó hacia la fauna silvestre. Esto es preocupante, porque causó daños severos en diversas poblaciones de aves silvestres. Solo en Perú murieron más de 200.000 aves y ahora está afectando a diversos mamíferos alrededor del mundo”, afirmó Plaza.
Lo importante -resaltó- es prevenir y “para esto debemos empezar a cuestionarnos cómo producimos los animales que usamos para nuestra alimentación. Este un aspecto trascendental; si seguimos por el mismo camino de producciones intensivas no amigables con el ambiente, seguirán apareciendo este tipo de patógenos emergentes”, remarcó.
Qué animales pueden tener gripe aviar
En el mundo se han detectado casos de gripe aviar en hurón, visón, nutria europea, nutria de río de América del Norte, nutria marina, león de montaña, pekán, turón europeo, lince, lince rojo, gato doméstico, zorro rojo, coyote, mapache boreal, perro mapache, perro de monte de América del Sur, oso negro americano, oso pardo, oso gris,, foca gris, foca común, marsopa, delfín nariz de botella, gato, perro, perro mapache japonés, delfín chileno y marsopa negra, entre otros.
La misma especie de lobo marino de un pelo que estaba en costas de Perú y Chile en el verano es la que también fue afectada en las costas de la Argentina. Se conoce también como lobo marino sudamericano y su nombre científico es Otaria flavescens.
“Hasta ahora nunca se había reportado que un patógeno haya afectado tanto a las poblaciones en colonia de lobos marinos de un pelo en Sudamérica como pasó este año por la gripe aviar. Aún desconocemos cuál es la magnitud del problema”, reconoció Enrique Crespo, investigador del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos, del Conicet en Puerto Madryn, Chubut, que lleva más de tres décadas dedicadas al estudio de la especie.
El viernes pasado se reportaron más brotes de gripe aviar en lobos marinos en Puerto Madryn, Chubut y Sierra Grande, Río Negro, y el Senasa volvió a recordar las medidas de prevención. No hay que acercarse a los animales muertos o con síntomas sospechosos y se debe notificar al Senasa. Tampoco hay que llevar mascotas a las playas en las que haya animales enfermos o muertos.
Cómo evitar el contagio de gripe aviar
Las recomendaciones se dan para evitar que más personas se contagien el virus de la gripe aviar. “Siempre existen riesgos para los seres humanos en las proximidades de aves y animales infectados. Una persona puede infectarse al manipular un ave o animal enfermo o al tocar una superficie con el virus, y luego tocarse la nariz, la boca o los ojos”, explicó a Infobae el doctor Oladele Ogunseitan, catedrático de Salud de la Población y Prevención de Enfermedades en el Programa de Salud Pública de la Universidad de California, en Irvine, Estados Unidos.
“El virus también puede transmitirse por inhalación de gotitas o polvo en el aire. La transmisión de persona a persona es muy rara, pero puede producirse”, agregó.
El patógeno “es muy virulento en las personas, y en general más del 50% de los infectados mueren, indicó Ogunseitan. “La vigilancia de la infección humana y una respuesta rápida son importantes para prevenir brotes mediados por la interfaz animal-ambiente-humano, según el enfoque Una sola salud”, resaltó.
“Cuando se detecta el virus de la gripe aviar en aves y otros animales, como lobos marinos, es importante que expertos formados -con el equipo de protección personal adecuado- manipulen los ejemplares enfermos o muertos, y eliminen los cadáveres y residuos con desinfección y vigilancia de los animales restantes con restricción del acceso de humanos a la zona”, recomendó el experto de los Estados Unidos.
Para la doctora Uhart, hay diferentes medidas de mitigación posibles: “En las aves silvestres habrá que esperar que se terminen los brotes y que la población sobreviviente quede con anticuerpos protectores que le den inmunidad. Puede haber brotes recurrentes y habrá que evaluar cuál será el impacto en la biodiversidad. En algunos países ya se está usando la vacunación en aves de producción. Mientras tanto, hay que hacer todo lo posible para controlar otros problemas que afectan a las poblaciones de animales como la contaminación, el cambio climático y la sobrepesca”.
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la OMSA, se dieron recomendaciones a los países como medidas para prevenir más brotes. Una de ellas es mejorar la bioseguridad en granjas y en cadenas de valor avícolas, y aplicar buenas prácticas de higiene. “Pueden considerar la posibilidad de vacunar las aves de corral como una herramienta complementaria de control de enfermedades”, aconsejaron.
También cada país debe tener la capacidad instalada para detectar, notificar y responder rápidamente ante brotes en animales como primera línea de defensa, y hacer periódicamente una secuenciación genética del virus. Esta última acción sirve para monitorear la evolución del patógeno.
En los seres humanos se debería dar prioridad a la vigilancia de infecciones respiratorias agudas graves y enfermedades similares a la gripe (porque los síntomas de la gripe aviar son similares a los de la gripe estacional), entre otras medidas. Las agencias sanitarias fueron claras: cada país debería “garantizar la preparación frente a pandemias de gripe a todos los niveles”.
¿Es posible que el virus de la gripe aviar provoque la próxima pandemia?
“No podemos predecir cuándo ocurrirá la próxima pandemia de influenza ni qué virus causará la próxima pandemia”, ha señalado Tim Uyeki, director médico de la División de Influenza de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos. Pero los antecedentes de virus de gripe aviar justifican los temores de los expertos.
El patógeno que causó la pandemia de 1918 puede haber sido un virus A de influenza aviar. El virus de gripe H2N2 de 1957 y el H3N2 de 1968 fueron el resultado de una combinación de genes de virus A de la influenza humana y virus A de la influenza aviar de baja incidencia patógena.
La pandemia de gripe A H1N1 del 2009 fue el resultado de una combinación de genes de virus de la influenza A humana, aviar y porcina, y se cree que surgió de los cerdos para transmitirse entre las personas.