
El ex militar Gabriel Sergio Martín “Cuchara” Escucharini llevaba una vida llena de lujos. Organizaba fiestas en yates en la zona de Tigre y solía viajar a Europa. Incluso, había formado un equipo de básquet en Caballito. Detrás de esa máscara, se escondía un peligroso delincuente que era buscado por un feroz asalto a una familia.
El hecho ocurrió la noche del 14 de julio de 2020, cuando una megabanda integrada por al menos ocho personas, se desplazaba en dos vehículos utilitarios con chalecos antibalas similares a los utilizados por las fuerzas de seguridad, un típico ataque de falsos policías.
Iban, además, fuertemente armados. De acuerdo a la investigación de Carina Saucedo, de la Unidad Funcional de Instrucción N° 2 del Departamento Judicial de Moreno-General Rodríguez, merodeaban las calles de Moreno, en búsqueda de potenciales víctimas.
Al llegar al barrio Las Catonas, visualizaron a dos vecinos que caminaban sin sospechar lo que pasaría minutos después. Los delincuentes bajaron de las camionetas en las que se movilizaban y, simulando un operativo policial, y a la voz de “alto, policía” interceptaron a las víctimas, obligándolas a subir a los autos.
Luego, los supuestos efectivos obligaron al hombre a conducirlos hasta su domicilio ubicado en el interior del barrio. Una vez más, los presuntos uniformados ingresaron simulando un allanamiento. Allí, lo golpearon ferozmente, lo ataron con precintos y encerraron al resto de su familia en una de las habitaciones.
De esta manera, le sustrajeron varios elementos de valor, entre ellos cuatro TV Smart, siete teléfonos celulares, dinero en efectivo, y una motocicleta Honda Tornado, para finalmente darse a la fuga. Luego, liberaron a sus rehenes.
Tras varios meses sin resultados, la fiscal finalmente solicitó la intervención de la División Homicidios de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la PFA para atrapar a “Cuchara”, el último prófugo de la banda de secuestradores. Se sospecha que contaba con algún tipo de vínculo amistoso con personal de la Policía local, indicaron fuentes del caso.
Los detectives lograron saber que el buscado tenía antecedentes militares, ya que había sido egresado del Liceo Militar y gozaba de un buen pasar económico. Lo mostraba, más que nada, en Instagram, en una cuenta cerrada pero con su nombre a la vista. Allí, por ejemplo, publicó la story que ilustra esta nota, con jet ski en la Costa Atlántica.

También, formaba parte de un equipo de básquet, con el cual solía jugar partidos por las tardes en el barrio de Caballito. De esta forma, la División Homicidios se dirigió este miércoles a una cancha pública ubicada en la intersección de la calle Rojas y las vías de ferrocarril de la Estación Caballito del tren Sarmiento.
Una vez que la manzana quedó rodeada de policías vestidos de civil, uno de ellos pudo ver a Escucharini en el campo de juego. Pero el prófugo era muy consciente de su situación procesal, por lo que estaba constantemente atento a cualquier presencia policial; es así que rápidamente intuyó que algo sucedía e intentó escapar: salió corriendo y se refugió en un supermercado chino, ubicado sobre la calle Rojas al 100.
Pese a su intento de fuga, no logró zafar de las esposas. Los detectives lo siguieron y lo detuvieron en el comercio. Ahora, permanece encerrado e incomunicado en la Alcadía Madariaga.
Según fuentes judiciales, la banda a la que pertenecía el ahora detenido estaba integrada por civiles y miembros de fuerzas de seguridad, que fueron detenidos en el marco de distintas investigaciones llevadas adelante por varias Fiscalías del Departamento Judicial Moreno-General Rodríguez.
Curiosamente, años atrás, la División Homicidios trabajó en una causa por enriquecimiento ilícito y defraudación al Estado con la Unidad Funcional de Instrucción Nº 4 de ese mismo departamento judicial, a cargo de Federico Soñora. Detuvieron a Lilian, Miriam y Betiana Juárez, quienes resultaron ser madre y tías de Escucharini.

