El Gobierno de Qatar ha advertido este lunes sobre «el creciente círculo de violencia en la región y su deslizamiento hacia una guerra regional completa, a la luz de la guerra en curso en la Franja» tras condenar «en los términos más enérgicos» los numerosos bombardeos de Israel que durante la jornada ha matado a casi 500 personas en el marco de los enfrentamientos con el partido-milicia chií libanés Hezbolá. «La continua escalada se debe principalmente a la ausencia de cualquier elemento disuasorio para las acciones de Israel, sus continuas y repetidas violaciones del Derecho Internacional y su continua impunidad frente a la rendición de cuentas», reza un comunicado del Ministerio de Exteriores qatarí. Asimismo, ha señalado que «esta realidad exacerba las crisis, coloca a la región al borde del abismo y expone a más tensiones que tendrán un profundo impacto a nivel regional e internacional». Es por ello que ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para «asumir sus responsabilidades tomando medidas urgentes para obligar a las autoridades de ocupación israelíes a detener su brutal agresión contra Líbano y la Franja». Mientras que ha «renovado el compromiso» de apoyar «todos los esfuerzos regionales e internacionales destinados a lograr la seguridad y la estabilidad en la región, ha reafirmado la «firme posición» en apoyo a Líbano, su unidad e integridad territorial, así como «su pleno apoyo a todos los esfuerzos que mejoren su estabilidad y prosperidad». Poco antes, Egipto –mediador junto a Qatar en las negociaciones para un alto el fuego en la Franja de Gaza– ha expresado su «sincera solidaridad» con Líbano y su pueblo, mientras que ha trasladado sus condolencias a los seres queridos de las víctimas, deseado una «pronta recuperación» a los heridos y mostrando su «rechazo categórico a toda violación de la soberanía de Líbano y sus territorios». «Mientras continuamos los esfuerzos para lograr un alto el fuego en Gaza y contener los peligros resultantes de la guerra allí, pedimos a las potencias mundiales y al Consejo de Seguridad de la ONU que intervengan de inmediato para detener la escalada israelí en la región que pone en peligro el destino de sus pueblos y socava las perspectivas de paz», ha indicado también a través de su cartera diplomática. IRÁN: «ESTOS CRÍMENES NO QUEDARÁN SIN RESPUESTA» El presidente de Irán, Masud Pezeshkian, ha condenado «enérgicamente los crímenes del régimen sionista», tanto la situación en Gaza como en Líbano, mientras que ha enfatizado que «estos crímenes no se ajustan a ningún estándar humanitario ni internacional y deben terminar». El mandatario ha declarado desde Nueva York, donde se ha reunido con el secretario general de la ONU, António Guterres, que «estos crímenes, incluido el asesinato de (el líder de Hamás, Ismail) Haniye en Teherán, no quedarán sin respuesta y que esta se llevará a cabo a su debido tiempo». Por su parte, Arabia Saudí ha indicado que «sigue con gran preocupación la situación de seguridad en los territorios libaneses», renovando su advertencia del peligro de la expansión de la violencia en la región y las graves repercusiones de una escalada en la seguridad y estabilidad de la región». Así, ha instado a «todas las partes tener la máxima contención», tal y como se puede leer en un comunicado. Emiratos Árabes Unidos (EAU) también ha expresado su «profunda preocupación por los ataques lanzados por Israel contra el sur de Líbano, así como por la continua escalada y sus repercusiones». Las autoridades emiratíes han pedido esfuerzos internacionales «para detener los combates y evitar el derramamiento de sangre, y para que los civiles disfruten de plena protección de conformidad con el Derecho Internacional». Con todo, ha remarcado la «firme posición de EAU al rechazar la violencia, la escalada y las acciones y reacciones, sin el más mínimo respeto por las leyes que rigen las relaciones y la soberanía de los Estados, que complican la situación y aumentan los riesgos de inestabilidad, destacando la necesidad de resolver las disputas a través de medios diplomáticos, lejos del lenguaje de confrontación y escalada».