Antes de viajar a Alemania por vacaciones, Julio Vitobello le dijo a Alberto Fernández que sus declaraciones contra algunos jueces iban a causar mucho ruido. ¨No te preocupes; no viajes, Julio, que vamos a tener una gran noticia¨, le advirtió. Ya estaba todo armado y el amigo del Presidente viajó igual. Estaba ansioso y no paraba de consultar los portales. Estaba seguro de que la noticia iba a ser que el kirchnerismo acordaba con Sergio Massa y cambiaba el escenario electoral entre Mauricio Macri y Cristina Kirchner.
Estaba por entrar a un museo cuando se enteró de que Cristina Kirchner había anunciado que Alberto Fernández sería el candidato presidencial. ¨Me volví loco¨, recordó Vitobello hace poco en una reunión en su despacho de la Casa Rosada. Su amigo de hace 25 años iba a ser candidato presidencial. Todos dormían en Argentina, ni siquiera logró despertar a sus hijos con la noticia. Entendió la razón por la que nadie sabía del ofrecimiento, anunciado por la propia Cristina Kirchner.
Cuando después de las PASO Alberto Fernández le ofreció el cargo de secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello dijo de inmediato que sí. Es decir cuidarle la espalda, manejar su agenda, y todo lo que tiene que ver con cada movimiento del Presidente. Después del despacho del jefe de Gabinete, el suyo es el que se encuentra más cerca de la oficina presidencial. Vitobello es uno de los que tiene la llave del despacho presidencial.
Es uno de los hombres en quien más confía Alberto Fernández. Se conocieron en 1998 durante el armado de la campaña presidencial de Eduardo Duhalde, como militantes duhaldistas. Tuvieron empatía de entrada. Coincidían en forma de pensar, gustos musicales, lo que en la intimidad definen como tener ¨tener la misma onda¨. Hay algo que los separa y es el fútbol: el Presidente es fanático de Argentino Juniors y Vitobello de River; muy hincha, tanto que no estuvo cuando el jueves Diego Maradona se reunió con Alberto Fernández en la Casa Rosada.
La relación se afianzó del todo cuando hicieron campaña juntos para ser legisladores porteños, y compartieron la Legislatura desde el 2000. Tanta era la confianza que cuando había que votar y no lo encontraban a Alberto Fernández, lo llamaban a Vitobello para que preguntarle si sabía dónde estaba y pedirle que lo buscara.
Hasta rompieron al mismo tiempo el bloque legislativo al que entraron juntos: fueron de los peronistas que se fueron con Domingo Cavallo, mientras sus compañeros, algunos amigos aún en la actualidad, decidieron acompañar a Gustavo Béliz, como Guillermo Olivieri. Hoy todos están juntos en el Gobierno y esas viejas diferencias duraron poco tiempo. Béliz es hoy otro de los hombres clave para el Presidente, quien trabaja horas y horas en la reforma judicial y de los servicios de inteligencia que se anunciará durante el verano.
Desde que compartieron la Legislatura porteña, Alberto Fernández y Julio Vitobello nunca se separaron. Cuando Néstor Kirchner llegó al poder y Alberto Fernández fue su jefe de Gabinete, Vitobello era su subsecretario, su mano derecha. Además estaba la amiga y asesora en tema judiciales, Marcela Losardo, que es hoy ministra de Justicia.
Si uno entraba en el despacho de Alberto Fernández, además de Kirchner, que entraba siempre sin avisar, siempre estaban cerca Losardo y Vitobello.
La crisis del campo en 2008, la resolución 125 y la salida de Alberto Fernández del gobierno de Kirchner fue un tema en el que hubo cierta discrepacia entre los amigos. Vitobello siempre fue de la idea de que ¨las peleas en política se dan desde adentro¨, pero entendía que la relación de su amigo con los Kirchner iba más allá de la política y entendió su decisión de abandonar el cargo.
En medio del caos político, Fernández y Vitobello se juntaron en uno de los restaurantes porteños al que solían ir. Vitobello le dijo: ¨Hago lo que digas. Me voy con vos¨. Alberto Fernández le dijo que había libertad de acción, que no tenía por qué irse del Gobierno. Vitobello se quedó en el Gobierno.
Llegó Cristina Kirchner a la presidencia en 2007 y envió a Vitobello a la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) durante dos años, y luego ocupó la Oficina Anticorrupción (OA). En esos años, Vitobello fue un hombre que Néstor y Cristina Kirchner usaron muchas veces como emisario para darle mensajes a Alberto Fernández.
En realidad, Kirchner nunca rompió su relación con Alberto Fernández, al principio hubo distancia pero después cada tanto decía ¨llamen a Alberto a ver en que anda¨, y se juntaban a almorzar.
Con Cristina Kirchner fue distinto. Su amigo y ex jefe de Gabinete fue su principal crítico hasta que el año pasado recompusieron la relación después de 10 años de silencio y críticas durísimas.
Vitobello fue testigo de eso. En noviembre de 2017 organizaron un almuerzo de los tantos que hacen los ¨viejos amigos de Alberto¨. Hacía meses que Alberto Fernández pensaba en alternativas de cómo ganarle a Macri. Uno de sus amigos, Vitobello, le aportó su opinión: ¨Creo que no hay que ser tan duros con Cristina, para los jóvenes ella es Evita¨. Se empezaba a gestar entre varios, después del fracaso de la experiencia con Florencio Randazzo, la reconciliación del Cristina Kirchner con el PJ.
En ese almuerzo, Alberto Fernández contó que iba a juntarse con Cristina Kirchner. Después de ese encuentro, lo llamó a Vitobello y le contó que se había reunido con la ex Presidenta durante varias horas. ¨Desde ese momento, fue como volver 15 años para atrás. Volvieron a funcionar como antes, y Alberto se empezó a ocupar de todo¨, dijo a Infobae la fuente que mejor conoce a Vitobello y contó que ese fue su relato.
Ahora en el poder, la relación de ambos sigue igual. Vitobello maneja toda la agenda presidencial. Sabe y cuida todos los movientos de su amigo. Le cubre las espaldas y atiende sus demandas.
En privado, ha comentado que tal como hacía Néstor Kirchner, Alberto Fernández le arma una agenda paralela que después coordinan juntos. La Unidad Presidente maneja todo lo operativo del jefe del Estado en la Casa Rosada y en Olivos.
El primer impacto cuando asumió Alberto Fernández fue el día de asunción. Con la banda presidencial puesta y cuando estrenaban el despacho, el grupo que estaba ya de festejo. Pidieron algo de comida y no había nada. ¨Tuvimos que mandar a comprar algo para comer¨, dijo un allegado a Vitobello. No andaban los aires acondicionados. Algunos aún están en reparación y además se encontraron con varias salas con patrimonios históricos arruinado, como la ya famosa escalera de mármol que desapareció. Todo eso está siendo evaluado por el secretario general de la Presidencia.
Igual que se está haciendo con la flota de aviones presidenciales. No es el momento por la crisis económica, pero en sus momento se evaluará la compra de un nuevo avión presidencial, según adelantaron a Infobae fuentes de la secretaría general de la Presidencia.
¨Al Tango 10 le quedan 26 horas de vuelo, antes de entrar al servicio técnico. Tiene 7 plazas y encima no le anda el aire acondicionado¨, contó la fuente.
Ahora comenzará la etapa de evualuar el estado de los aviones, y de todo lo que hay que reparar en la Casa Rosada. En la quinta de Olivos, además de cambiar el colchón de la habitación principal del chalet, qué si estaba impecable, Alberto Fernández sacó una cortinas que no le gustaban y estaban en la parte de los salones para reuniones grandes.
Lo que no se encontró en buen estado fueron los tanques de agua que suministran el agua para los empleados y algunas dependencias para huéspedes.
El Presidente le dijo a Vitobello que quiere aen la quinta presidencial un lugar afuera para hacer recitales, y para algunos especáculos para chicos.
Los protocolos de seguridad, se mantienen, aunque Alberto Fernández no le gusta mucho. Cuando era jefe de Gabinete llevaba él manejando al colegio a su hijo Estanislao y se negaba a que la custodia manejara. Se resignaban a ir detrás de su auto particular.
Ahora intentó hacer algo parecido. Cuando asumió fue manejando al Congreso y cuando volvió a la Casa Rosada, admitió que a la vuelta los apretujones de la gente habían terminado de abollarle todo el auto. Hoy va y viene de Olivos en Helicóptero.
Con su amigo Vitobello, se encuentra en su despacho temprano a la mañana. Tal como hacía Kirchner, sólo entra al despacho de su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; lo tiene al lado. El resto, lo va a ver a él. Vitobello es uno de los que entra directo.
A veces almuerzan juntos y en Olivos retomarán en breve el fútbol. Según pudo saber Infobae, el día elegido para el tradicional ¨fulbito en Olivos¨ será los viernes. Y cuentan cerca del despacho presidencial que se enteraron de que Macri hacía los partidos los miércoles. ¨No entiendo, estos tipos en el medio de la semana se ponían a jugar al fútbol¨, contaba irónico un funcionario.
En el fútbol, Vitobello también es del equipo del Presidente.
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