Montevideo, 30 nov (EFE).- Una semana después de caer como locales en los encuentros de ida de la Copa Sudamericana, el Fénix y el River Plate tendrán la difícil tarea de revertir sus series para poder avanzar a los cuartos de final.
El darsenero, dirigido por Jorge Fossati, perdió 1-2 en los primeros 90 minutos ante la Universidad Católica de Chile por lo que deberá, al menos, marcar dos tantos en Santiago y colgar en su portería el cartel de clausurado.
Por otra parte, el Fénix deberá obrar un verdadero milagro en Buenos Aires tras perder 1-4 en casa ante el Rey de Copas, el Independiente.
Ambos equipos llegarán a las revanchas algo golpeados en el plano local ya que, en una fecha marcada por los empates, ellos también sumaron una unidad que los alejó de la posibilidad de luchar por el título del Torneo Intermedio.
El sábado, los dirigidos por Juan Ramón Carrasco igualaron 1-1 frente al Deportivo Maldonado gracias a un tanto a los 75 minutos de Nicolás Machado, que sirvió para remontar lo que hasta ese momento era derrota.
Un día después, el River Plate empató por idéntico resultado con el Defensor Sporting en un juego donde el joven Matías Arezo, la gran joya del equipo y una de las mayores promesas del fútbol uruguayo, volvió a anotar.
De esta forma, el ‘Búfalo’, de 18 años, sumó su cuarto gol del certamen y se trepó a la cima de la tabla de máximos artilleros.
Allí, Fossati tendrá una de las principales armas de su equipo para buscar la remontada ante los dirigidos por el argentino Ariel Holan.
El resto del equipo es probable que sea muy similar al que jugó el partido de ida y las principales dudas son si en el fondo juega Guzmán Rodríguez o Ribair Rodríguez y si en el medio lo hace Marcos Montiel o Diego Vicente.
En el Fénix, quien seguro no estará será Roberto Fernández, quien fue expulsado en la ida y probablemente sea reemplazado por Camilo Núñez.
No obstante, no se descarta que Carrasco haga más variantes buscando un juego ofensivo que le permita luchar por la clasificación hasta el final.
De esta forma los uruguayos intentarán dar otro paso en la Copa Sudamericana, una competición que generalmente no les sonríe y en la que la última actuación destacable se dio en 2009 cuando River Plate avanzó a las semifinales con Carrasco al frente del equipo.