Hay errores, inconsistencias y polémicas, pero el fútbol se está acostumbrando aceleradamente a vivir bajo el control de un Gran Hermano. Es el VAR, y no hay vuelta atrás. Hay, sin embargo, otro Gran Hermano aún mayor, un ente que entra en acción cuando se juega la Champions League y todo lo que está bajo el paraguas de la UEFA: ahí el control es total. Infobae visitó en Suiza la sala de situación de la UEFA, la habitación desde la que se ve cualquier mínimo detalle que pueda afectar al juego, a la seguridad y al negocio.
La austera sala, de paredes blancas y sin ventanas, no disfruta de vistas al Lago de Ginebra, como es el caso de las oficinas de Aleksandr Ceferin, el presidente de la UEFA, y de otros altos dirigentes del organismo con sede en la pequeña localidad suiza de Nyon, a media hora en tren de Ginebra. Y en realidad no importa, porque ninguno de los que pasa noches y noches allí tiene interés en mirar por la ventana. No, la vista de todos está clavada en la pantalla. Una, 10, 50, 100 o más pantallas que muestran fútbol, fútbol y fútbol. La meta es que nada de lo que sucede en las canchas del continente escape al control de los 15 pares de ojos instalados allí.
“Controlamos el fútbol, pero también el negocio”, explicó a Infobae uno de los hombres que forma parte del equipo permanente. Prefiere no dar el nombre, no está acostumbrado a que pase un periodista por allí a interesarse por el Gran Hermano de la UEFA. “Yo me ocupo de ver lo que sucede en términos futbolísticos, pero hay otros equipos que manejan temas relacionados con la televisación, otros se ocupan del sponsoreo…”.
La sala, que Ceferin suele alabar con orgullo de presidente, bulle cada noche que se juega la Champions, la Europa League, la Nations League o cualquier de las múltiples competencias bajo el paraguas de la UEFA. Ya cada torneo tiene un equipo especializado de gente que se dedica a él. Si hasta hace cuatro años los problemas que surgieran en una cancha debían resolverse con llamadas telefónicas y mails (“podían pasar días hasta que supiéramos qué había pasado realmente”), hoy todo cambió.
“Vemos lo que sucede en tiempo real, el contacto es instantáneo. La idea es anticiparnos a los problemas, por eso podemos generar varias pantallas y focos en un mismo partido. Puede suceder, también, que haya algo que no veamos y que la gente que está en la cancha nos llame”.
En el “Gran Hermano” suizo hay tres filas con 18 monitores, teléfonos y computadoras portátiles. Frente a ellos, una pared completamente cubierta por pantallas de televisión. En cada una de esas filas se sientan todo tipo de especialistas: abogados, responsables de televisación, expertos en publicidad y sponsoreo, expertos en los graphs (zócalos) y, lógicamente, la gente directamente involucrada en el aspecto futbolístico del partido. Esos 18 monitores se pueden dividir en dos, cuatro u ocho pantallas, cada una mostrando un partido diferente o un aspecto específico de un mismo partido.
“Pueden suceder cosas inesperadas, y no hay que olvidar que la UEFA involucra a más de 50 países. Si se produce una controversia que excede al partido no tenemos que ir a buscar a un abogado. No, está con nosotros viendo lo que sucede. Puede surgir una situación de pirotecnia en las tribunas, o algo mucho menos grave, pero clave en el negocio, como que un aviso publicitario no esté bien situado. La puesta en escena de los partidos es esencial, necesitamos que todos los partidos se vean iguales, que su set-up sea homogéneo. Ambos equipos deben salir al campo de juego de la misma manera y la visibilidad de los sponsors debe estar garantizada”.
“La posición de cada cámara en el estadio es clave, acá se está muy atento a eso. Y no podemos permitirnos que el nombre de un jugador aparezca mal escrito en pantalla, por eso se estudia con atención cada gráfico que aparece. Y si hay algo que nos llama la atención, pero no terminamos de entender qué es, podemos pedir a la televisación del partido que la cámara 7, por ejemplo, enfoque ese sector del estadio. No es lo habitual, pero lo hacemos si es necesario”.
El responsable de la UEFA destaca que en general la mayor parte del trabajo se resuelve en el estadio con los equipos técnicos y organizativos instalados allí: “La situación ideal es que nosotros no intervengamos”. Pero ellos tienen que estar en la retaguardia, en Suiza, atentos a todo.
“Es un trabajo en el que podés terminar muy, pero muy tarde tu jornada… Pero se disfruta. Y es difícil que pueda hacerlo alguien al que no le gusta el fútbol”.
¿Qué ver ante tanta oferta de fútbol? ¿Qué priorizar? “Normalmente me concentro en un partido en el que a priori tengo especial interés, pero hay otra gente viendo otros y tengo la posibilidad de saltar rápidamente al que sea necesario y de retroceder imágenes”.
No todas las noches son iguales, claro. El hombre de la UEFA no puede olvidarse aún de lo que vivió en mayo de este año. Liverpool versus Barcelona, Tottenham versus Ajax, dos semifinales de la Champions que, en sus partidos de vuelta, fueron más allá de lo imaginable e hicieron historia de la grande.
“Las semifinales de la Champions fueron alucinantes: y si me preguntas al final del día como fue el partido, la verdad que no sé mucho. Cada uno de nosotros está concentrado en su asunto específico, no estamos para ver partidos de fútbol, aunque es un lugar de ensueño para el hincha de fútbol”.
“Eso sí, te sorprenderías: incluso con tantos ojos y cámaras en la cancha y en Suiza, no vemos todo. A veces hay cosas que se nos escapan”.
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