Seúl, 3 dic (EFE).- Medio millón de surcoreanos realizan hoy el examen de acceso a la universidad, cita que suele paralizar el país y para la que se activó este año un despliegue sin precedentes para evitar contagios de COVID-19 y garantizar que incluso alumnos infectados hagan el test.
Unos 490.000 estudiantes de bachillerato están registrados hoy para hacer la prueba, incluidos 35 que han testado positivo por coronavirus y 404 que están en cuarentena por contacto estrecho con personas contagiadas, según datos del Gobierno surcoreano, que ha implementado medidas para que todos sin excepción puedan examinarse.
Las autoridades han dispuesto 205 plazas hospitalarias para que alumnos contagiados hagan el test, y centros específicos para que hasta 3.775 estudiantes en cuarentena puedan acudir a realizar la prueba.
Para evitar contagios, el número de puntos para examinarse se ha incrementado además casi un 50 % con respecto al año pasado hasta alcanzar las 31.291 aulas repartidas en 1.383 centros escolares de todo el país.
El número máximo de alumnos por aula se ha reducido además de 28 a 24 este año, en el que también se han instalado separadores en todos los pupitres y se ha pedido a los alumnos que vengan abrigados, puesto que los salones deben ser ventilados al término de cada una de las distintas pruebas que se realizan a lo largo del día.
El uso de mascarilla es obligatorio en todo momento y se ha pedido también a los estudiantes, que deben tomarse la temperatura antes de entrar en el centro de examen, que eviten juntarse y hablar entre ellos durante los descansos.
El Examen de Aptitud Escolar Universitaria, conocido por la abreviatura «Suneung» en coreano, supone la culminación de años de esfuerzo académico para el alumnado en un país tremendamente enfocado en la educación y que cada año crea un dispositivo especial para la celebración de esta prueba.
En el día del examen se incrementa la frecuencia del transporte público matutino, la Bolsa de Seúl y los funcionarios públicos empiezan a operar una hora más tarde y la policía pone a disposición de los estudiantes vehículos especiales para trasladarlos -con la sirena activada- al centro de examen en caso de que vayan a llegar tarde.
Incluso se prohíbe que los aviones aterricen o despeguen durante el periodo en el que se celebra la prueba de comprensión auditiva de inglés.