El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, acusó al ejército de Birmania de reprimir “brutalmente” a los manifestantes que protestan contra el golpe de Estado militar del 1 de febrero.
“En Birmania, los militares intentan anular los resultados de unas elecciones democráticas y reprimen brutalmente a los manifestantes pacíficos”, dijo Blinken en Tokio, en su primer viaje al extranjero.
Al menos 138 personas murieron desde el 1 de febrero en protestas contra el golpe de Estado en Myanmar, según informó este lunes la ONU, que condenó la violenta represión contra manifestantes “pacíficos”, entre ellos mujeres y niños.
“Esto incluye a 38 personas a las que mataron ayer, la mayoría de ellas en el área de Hlaing Thayer, en Rangún, mientras que 18 personas murieron el sábado”, dijo Stephane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
“Al menos 138 manifestantes pacíficos, incluidos mujeres y niños, han muerto en actos violentos desde el 1 de febrero”, añadió.
“El secretario general condena enérgicamente la continua violencia contra los manifestantes pacíficos y la continua violación de los derechos humanos más básicos del pueblo birmano”, continuó.
En Washington, la diplomacia estadounidense también denunció la violencia del fin de semana.
“Las fuerzas de seguridad birmanas están atacando a su propia gente, matando a decenas de personas en todo el país”, dijo el lunes a la prensa una portavoz del Departamento de Estado, Jalina Porter, que calificó lo ocurrido de “inmoral e indefendible”.
“La junta militar responde con balas a las peticiones de restauración de la democracia en Myanmar. Estas tácticas son un recordatorio de que los militares birmanos llevaron a cabo este golpe por sus intereses personales egoístas, no para satisfacer la voluntad de su pueblo”, añadió.
Estados Unidos volvió a “pedir a todos los países que tomen medidas concretas para oponerse al golpe y a la escalada de violencia”.
La junta militar anunció la víspera la imposición de la ley marcial sobre cuatro distritos de Rangún, la antigua capital y ciudad más poblada, y que se suma a la medida de excepción anunciada el domingo sobre otros dos barrios de la urbe.
La ley marcial “libera (a los soldados) de cualquier apariencia de moderación en su brutalidad contra los manifestantes pacíficos”, denuncia esta asociación birmana independiente que cifra en al menos 2.175 el número de detenidos desde la asonada.
Las protestas en Myanmar rechazan el poder de la junta militar y exigen el regreso a la democracia, el respeto de los resultados de las elecciones de noviembre y la liberación de todos los detenidos por los militares, entre ellos la depuesta líder del gobierno, Aung San Suu Kyi.
Con información de EFE y AFP
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