Por Luis Jaime Acosta y Julia Symmes Cobb
BOGOTÁ, 22 nov (Reuters) – El Gobierno de la capital de Colombia declaró el viernes el toque de queda en toda la ciudad después de que cientos de manifestantes reanudaron las protestas con nuevos actos de vandalismo y saqueos, mientras que tres policías murieron en un ataque con explosivos en un pueblo del suroeste del país.
El presidente Iván Duque, que enfrentó el jueves la protesta más grande desde su llegada al poder en agosto de 2018 con marchas de cientos de miles de personas en todo el país, había advertido de posibles actos de vandalismo como los registrados recientemente en Ecuador, Chile y Bolivia.
Los disturbios que se desataron después de las marchas del jueves dejaron tres personas muertas en dos pueblos del suroeste del país.
Miles de personas se reunieron el viernes por la tarde en la Plaza Bolívar de Bogotá, después de que el excandidato presidencial izquierdista Gustavo Petro y otros líderes llamaron a otra manifestación luego que el jueves en la noche se registró un espontáneo «cacerolazo», una expresión de protesta en la que la gente golpea ollas y sartenes.
«Estamos aquí para seguir protestando contra el Gobierno de Duque», dijo la estudiante de arte Katheryn Martínez, de 25 años, mientras golpeaba una olla con un tenedor en la plaza, acompañada por su padre Arturo, de 55 años.
«Es un Gobierno ineficiente que mata a niños y no lo reconoce», afirmó refiriéndose a un reciente bombardeo dirigido a disidentes de las FARC en una zona selvática en el murieron ocho menores de edad, lo que obligó a renunciar al líder empresarial Guillermo Botero al cargo de ministro de Defensa.
La multitud, que incluía a personas mayores y familias, se dispersó abruptamente por múltiples disparos de gases lacrimógenos de la policía, obligando a los manifestantes a correr por las estrechas calles del centro histórico de Bogotá.
En varios sectores de la capital colombiana durante todo el día manifestantes bloquearon vías, saquearon supermercados, levantaron barricadas y atacaron con piedras autobuses, estaciones de pasajeros y a la policía que lanzó gases lacrimógenos para dispersarlos.
El alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, que previamente prohibió las ventas de bebidas alcohólicas, decretó toque de queda en las localidades de Bosa, Kennedy y Ciudad Bolívar a partir de las 8 de la noche.
Después extendió la medida a toda la ciudad de más de 7 millones de habitantes desde las 9 de la noche y anunció patrullajes conjuntos del ejército y la policía. El toque de queda rigió el jueves en Cali, la tercera ciudad más poblada del país.
«Para garantizar la seguridad en los lugares donde se está viendo perturbada la tranquilidad, he decidido fortalecer la presencia de la Fuerza Pública y aumentar las capacidades de inteligencia. He ordenado el despliegue de patrullas mixtas de la Policía y el Ejército Nacional en los lugares más críticos», declaró por su parte el presidente Duque en una alocución.
PÁNICO COLECTIVO
El mandatario denunció que la protesta ha sido utilizada para sembrar el caos y que «politiqueros» la quieren usar para su beneficio personal.
Durante la noche del viernes se desató un pánico colectivo por las redes sociales con denuncias desmentidas por las autoridades de supuestos intentos de saqueos a condominios residenciales en diferentes sectores de Bogotá por grupos de vándalos desacatando el toque de queda.
Por otra parte, en el municipio de Santander de Quilichao, en el departamento del Cauca, al suroeste del país, tres policías murieron y siete más resultaron heridos el viernes en la noche en un ataque con explosivos contra un cuartel de la fuerza armada, informó la Policía Nacional.
Las autoridades no atribuyeron de inmediato a ningún grupo la responsabilidad del que calificaron como un «ataque terrorista» en una conflictiva región montañosa en donde operan disidencias de las FARC, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y bandas criminales que se disputan el control territorial del área estratégica para el narcotráfico.
El ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, dijo que las autoridades investigan las muertes de tres manifestantes durante intentos de saqueos y enfrentamientos con las Fuerzas Armadas el jueves en dos municipios del departamento del Valle del Cauca.
Aunque la gran mayoría de los manifestantes participó pacíficamente en las marchas del jueves, cientos de personas fueron arrestadas, mientras que 122 civiles y 151 miembros de las fuerzas de seguridad resultaron heridos, según el Gobierno.
La protesta, convocada por sindicatos y estudiantes, no afectó sectores claves de la economía como la producción de petróleo y carbón, pero provocó el cierre de establecimientos comerciales y bloqueó el transporte en ciudades capitales.
Duque, quien tiene una baja aprobación y no ha logrado consolidar una coalición en el Congreso para impulsar sus reformas, negó que haya planes para aumentar la edad de jubilación o los aportes de los trabajadores para acceder a las pensiones como lo denunciaron los organizadores de la protesta.
También desmintió una posible reducción del salario mínimo y que los jóvenes reciban una remuneración por debajo de la estipulada por la ley.
El mandatario anunció que la próxima semana iniciará una conversación nacional, un diálogo con diferentes sectores, para fortalecer su agenda de política social que permita cerrar en el mediano y largo plazo las brechas sociales, combatir la corrupción y construir una paz con legalidad.
(Reporte de Luis Jaime Acosta. Reporte adicional de Nelson Bocanegra; Editado por Javier López de Lérida)