Los seguidores del presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner soportarán este martes un calor sofocante frente a la Casa Rosada, mientras se concreta la asunción presidencial. Bajo un sol abrasador, la espera por el recambio solo puede ser aliviada con mucha agua. Y para la militancia, no hay mejor solución que volver a un viejo ritual peronista: poner “las patas en la fuente” de Plaza de Mayo.
Desde temprano, decenas de adherentes al Frente de Todos refrescaron sus pies y su cuerpo en la plaza central. Agrupaciones políticas y personas a pie empezaron a reunirse desde anoche frente a la Casa de Gobierno, con el objetivo acompañar a Alberto Fernández en la toma de posesión del poder presidencial.
Para el ideario peronista, colocar “las patas en la fuente” es un gesto de fuerte significado político, ya que es un símbolo “fundador” del movimiento que llevó al poder al general Juan Domingo Perón y que cambió para siempre a la política argentina.
La primera vez que se produjo la escena fue en pleno 17 de octubre de 1945, durante lo que más tarde fue bautizado como “Día de la Lealtad” peronista.
En aquella jornada, una masiva movilización obrera y sindical fue impulsada desde las fábricas y se dirigió a Plaza de Mayo para reclamar la liberación al secretario de Trabajo y Previsión Social de la Nación. Perón se encontraba detenido por orden del ministro de Guerra, Eduardo Ávalos. Había perdido el apoyo de sectores del Ejército y del gobierno de facto que integraba. Pero ese día, la multitud de trabajadores coreó el nombre del coronel y lo proclamó candidato a presidente. Y fue posteriormente liberado. La historia siguiente es conocida.
La escena fue retratada con una foto histórica, donde se observa un grupo de jóvenes sentados de espaldas en una de las fuentes de Plaza de Mayo. Uno de los protagonistas tiene sus pantalones arremangados hasta la rodilla y con sus pies en el agua, al igual que todos los presentes en el cuadro.
»El 17 hicimos huelga. Trabajaba en una fábrica de aguas gaseosas con mi hermano mayor. Los dos tomamos el tren en Caseros, nos bajamos en Palermo, y fuimos caminando desde ahí por la avenida Santa Fe hacia la Plaza. Por todos lados se veían pañuelos blancos y banderas argentinas. Cantábamos `La patria sin Perón es un barco sin timón´, y caminábamos. Llegamos a Plaza de Mayo como a las cinco de la tarde, hacía calor y no había agua en los bebederos. La foto la deben haber tomado a esa hora», recordó Juan Molina, uno de los protagonistas de la foto, una entrevista de 1999.
A partir de la foto, colocar “las patas en la fuente” no solo se transformó en un símbolo peronista sino en un gesto desafiante hacia las clases sociales acomodadas, según los interpretes del movimiento justicialista.
El antiguo ritual se repitió a lo largo de los años. En la historia reciente, es recordada aquella vez que se refrescaron con los pies en la fuente el ex vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, el líder piquetero Luis D’Elía y el dirigente de Quebracho, Fernando Esteche entre otros dirigentes del kircherismo.
La última recreación de Boudou, D’Elía y Esteche se produjo en noviembre de 2016, en la marcha definida como “jornada nacional de lucha» convocada por las CTA y miembros de agrupaciones como la Corriente Clasista y Combativa (CCC), la Federación Agraria Argentina (AAA), la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y Barrios de Pie, entre otras.
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