Thalía Tetecatl toma la responsabilidad que no le correspondería pero lo hace por amor a la vida y a los animales. Esta joven veterinaria lleva varios años rescatando gatitos bebés huérfanos, ya sea por la muerte de la madre o por lo más común, porque son abandonados en la calle.
Fue el 4 de enero de este nuevo año que salí de mi casa después de varias semanas de no hacerlo por la pandemia, tomé un camino donde jamás suelo transitar. Escuché unos maullidos constantes y desesperados a lo lejos, allí estaban tres bebés gatos abandonados, su pequeño tamaño y cordón umbilical evidenciaba que sólo tendrían unos dos días de nacidos. Estaban en una pequeña y sucia caja de cartón en la calle, a unos dos metros estaba otro un bebé muerto, se veía que había salido de la caja y tal vez falleció por frío.
Tomé la caja sin saber exactamente qué hacer, pero no los iba a dejar ahí solos y era cuestión de tiempo para que llegara alguno de los cientos de perros callejeros, también abandonados de las calles y se los comieran. Alguien los desechó como si fueran basura, con el fin de que murieran.
Los llevé a cuatro veterinarios de las colonias circundantes, ninguno los quiso o siquiera me dijeron qué debería hacer, yo pregunté si había algo como mamilas y fue cuando me vendieron una, uno más me dijo que requerían leche especial pero ninguno de ellos la vendía.
Tras colocarlos en el sol se callaron por un rato, era una helada mañana y me sorprendió que permanecieran juntos, gracias a eso guardaron el suficiente calor para estar bien. Era muy temprano cuando los encontré y estaban fríos, por lo que supongo que los tiraron en la madrugada o en la noche.
Por redes sociales comencé a postear ayuda para conseguir una mamá gata sustituta para que los adoptara temporalmente, ya que no querían comer de la mamila que les había comprado.
Tengo dos gatas, madre e hija y ambas están esterilizadas. Ingenuamente pensé que como la grande había sido excelente madre con su única camada, tal vez cuidaría a los bebés por ratos, pero no, ella los olió y rechazó de inmediato.
Pensé que sería difícil si conseguía otra mamá gata que estuviera lactando y más difícil aún sería que los aceptara como suyos, pero entonces uno de los posteos rindió frutos, el Facebook Animales CDMX me canalizó con ella, fue cuando conocí a Thalía Tetecatl.
Los llevé cerca de su domicilio y desde ese día sin peros o condiciones ella se hizo cargo de inmediato. Me mandaba fotos de la evolución de los peques, ella les dio una segunda oportunidad de vida.
Thalía Tetecatl tiene 23 años, vive en el municipio de Cuautitlán Izcalli, en el Estado de México, es egresada de la Universidad del Valle de México y está por titularse como veterinaria, pero ya tiene muchos años de experiencia.
La joven tenía gatitos cuando era niña, una gata que estaba preñada llegó a su casa cuando ella tenía cinco años. Posteriormente y desde hace tres años rescató a su actual gata tipo calico.
En este mismo periodo comenzó a especializarse en neonatos, buscó en internet sobre el cuidado de los bebés gatos pero en esa época no había mucha información en el país, por lo que le surgió la idea de crear esta información desde la perspectiva médica ya que precisamente estudiaba para veterinaria.
Posteriormente creó la cuenta de Twitter Escuela de Michis (@esc_michis) y el canal de youtube donde postea consejos para cuidar neonatos, cómo deben alimentarse, lavarse, la comida adecuada según su etapa de desarrollo y las hermosas historias y evolución de los gatitos que rescata.
Si bien la mayoría son fotos y videos de sus travesuras, también hay otros casos como el de Pixie que tiene una enfermedad en la piel, la cual ya se la está tratando o uno de los más dolorosos como el de Lynx. Una bebé que llegó en muy mal estado de salud, posiblemente envenenada, sin embargo a pesar del suero y todo el cuidado, su cuerpo ya estaba muy maltratado y falleció.
En internet usuarios suelen reconocer su gran labor, sin embargo hay haters que en ocasiones la critican sin saber que detrás de cada pequeño rescatado hay miles de horas de cuidado sacrificando su tiempo, dinero que ella da de su bolsa, o los múltiples desvelos cuando son recién nacidos y tienen que comer cada tres horas, incluso cuando están agravándose y los lleva de emergencia con veterinarios veteranos, aunque sean las tres de la mañana.
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