El presidente de la Cámara de Diputados y miembro clave del Frente de Todos, Sergio Massa, cerró filas respecto de las gestiones del ministro Martín Guzmán ante el FMI para refinanciar la deuda de unos USD 45.000 millones de la Argentina con el organismo internacional.
Massa, que en un momento de la prolongada y a momentos trabada gestión de Guzmán para restructurar la deuda con los bonistas privados, exploró canales alternativos de negociación, dijo en declaraciones a radio Del Plata que dentro de la coalición oficialista “no hay discusión respecto de cómo encarar el proceso de renegociación con el FMI”.
“El Gobierno tiene una posición unívoca en el planteo político, respecto de que esperamos el mejor acuerdo posible para la Argentina y de respaldo al ministro de Economía, y es importante dejarlo claro, sino parece que en el Gobierno tenemos diversas opiniones y tenemos una única opinión y es el camino que eligió el Presidente y quienes somos parte de la coalición”, subrayó Massa. No obstante, agregó, en el Frente de Todos tienen “la particularidad de poder dialogar, aún en los temas en los que se piensa distinto”.
Massa adhirió también al discurso oficial de que la deuda con el FMI “no pasó por el Congreso Nacional, no tiene parámetros de sustentabilidad respecto de vencimientos y capacidad de pagos, y es una deuda en la que de acuerdo al propio Fondo no se cumplieron los principios que fija el estatuto del organismo”, algo que ha sido negado por el Fondo.
En respaldo de las gestiones que lleva adelante Guzmán, el titular de la Cámara Baja del Congreso dijo que el ministro afrontó “”dos negociaciones muy fuertes: una vinculada a lo que se denominaban los bonistas privados, otra a los multilaterales o el acuerdo con el Fondo”.
Aplanar la curva
Sobre este último, dijo que Argentina “plantea dos cuestiones: que el acuerdo a largo plazo tenga sustentabilidad para no estar en cuatro o cinco años nuevamente reestructurando”, lo que exige, explicó, “curvas más aplanadas de vencimiento”. El acuerdo, enfatizó, debe ser “a partir de un programa que la Argentina le presenta al Fondo y no uno que el Fondo le impone a la Argentina”.
“Cualquier acuerdo que Argentina firme tiene que tener una cláusula que la habilite de manera automática a encarar en los principios de mejora, de plazo, de tasa, o de quita de capital, un pari passu automático de acceso a esas mejoras”, señaló el legislador, quien calificó el endeudamiento de “absolutamente irresponsable” y cargó contra el propio FMI.
Cualquier acuerdo que Argentina firme tiene que tener una cláusula que la habilite de manera automática a encarar en los principios de mejora, de plazo, de tasa, o de quita de capital, un pari passu automático de acceso a esas mejoras
“La mayor operación de crédito que tiene el Fondo es con Argentina, representa más del 50% de su exposición de capital, con lo cual el FMI también tiene la obligación de encontrar una solución a este problema”, dijo (en verdad, la deuda argentina equivale a 30% de la cartera pendiente y a 4,5% de la capacidad crediticia total del organismo).
Guzmán y Cristina
Anoche, en declaraciones a CNN en español, Guzmán aseguró que la Argentina está avanzando hacia un acuerdo para refinanciar la deuda con el Fondo y señaló que si hay cambios en los créditos del FMI es importante que Argentina pueda acceder a esas mejoras.
Suscribiendo la afirmación de Cristina Kirchner, quien había dicho que la deuda con el Fondo es “impagable” y había pedido un “gestito” del organismo, en el sentido de alargar de 10 a 20 años el plazo de repago, Guzmán dijo que la vicepresidente “está planteando una realidad”, ya que el Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF, por sus siglas en inglés) es la línea de crédito más extensa que tiene en vigencia el Fondo y un plazo de diez años implica “tensión” a nivel macroeconómico, por lo que es necesario un plazo mayor de repago lo que “requiere alinear voluntades internacionales y eso es algo que no se logra en poco tiempo”.
Según Guzmán, las líneas de crédito que tienen los organismos multilaterales “se pensaron para los problemas que exhibía el mundo en el siglo XX, no los problemas del siglo XXI” y que “cuanto más tiempo tengamos para pagar, mejor” pero que no es posible un consenso internacional al respecto si se quiere “tener un programa en mayo o junio”.
Apoyos necesarios
“Cambiar eso requiere del apoyo de países como Estados Unidos, China, Alemania, Japón, Francia. Un cambio que justamente tienen que votar, es una negociación de carácter geopolítico que no hay tiempo suficiente si uno quisiera tener un acuerdo pronto”.
A partir de este lunes, tanto Guzmán como el presidente del Banco Central (BCRA), Miguel Ángel Pesce, participarán de una reunión virtual de autoridades del G20 y de las reuniones de Primavera del FMI y del Banco Mundial, en la cual el ministro buscará avanzar en las negociaciones con el Club de París, ante el cual la Argentina tiene un vencimiento de USD 2.400 millones a fines de abril, más un plazo de gracia de 60 días.
Luego Guzmán emprenderá una gira europea, que arrancará el 12 de abril en Berlín y finalizará el 16 de abril en París, luego de pasar por Roma y Madrid.
En la reunión (virtual) FMI-Banco Mundial que tendrá lugar esta semana, se discutirán las líneas de crédito del Fondo, pero no hay ninguna señal en el sentido de que los plazos vayan a ampliarse. La preocupación es, más bien, por qué de los USD 107.000 millones que el Fondo aprobó a países afectados por la pandemia, éstos hasta ahora tomaron sólo USD 32.000 millones. Una de las causas parece ser el tsunami de liquidez gatillado por los Bancos Centrales de los países centrales, que permitieron a muchos países acceder a crédito rápido y barato, sin necesidad de pasar por el FMI. No es por cierto el caso de la Argentina, cuyos bonos post-restructuración cotizan a precios que implican un “riesgo-país” en torno de los 1.600 puntos básicos y un costo crediticio cercano al 20% anual.
Abr 20, 2018. REUTERS/Yuri Gripas (YURI GRIPAS/)
En cuanto a plazos, una propuesta sobre la mesa es la de los economistas Adnam Mazarei y Matthew Fisher (ex funcionario del Fondo), del Instituto Peterson de Economía Internacional, con sede en Washington, que apunta a reducir la condicionalidad y el estigma del acceso a los recursos del FMI. En términos de plazo, sin embargo, esa propuesta no estira, sino que reduce el plazo máximo de repago, de hasta 10 años en un “Acuerdo de Facilidades Extendidas” a 7 años en la nueva línea.
De todos modos, la decisión más importante a discutirse en la reunión de esta semana será la emisión de USD 650.000 millones en “Derechos Especiales de Giro”, la moneda de cuenta del Fondo. La medida ya tiene el visto bueno del G7 y significaría automáticamente el acceso a unos USD 4.300 millones, sin condición ni interés alguno, para la Argentina.
La decisión más importante a discutirse en la reunión FMI-Banco Mundial de esta semana será la emisión de USD 650.000 millones en “Derechos Especiales de Giro”, la moneda de cuenta del Fondo, que ya tiene el visto bueno del G7 y para la Argentina significaría automáticamente el acceso a unos USD 4.300 millones, sin condición ni interés alguno
Cabe recordar, además, que en diciembre de 2015, al cabo de los 3 primeros gobiernos kirchneristas, los vencimientos de deuda de la Argentina para los siguientes cuatro años sumaban USD 84.900 millones, de los cuales USD 30.500 millones correspondían al año 2016.
Tal era el valor en dólares de la deuda en moneda local y en moneda extranjera. Esta última incluía vencimientos por USD 21.330 en los primeros dos años: USD 12.330 millones en 2016 (incluidos los USD 9.530 millones por el vencimiento de las Letras
en dólares que el Tesoro había entregado al Banco Central en 2006, cuando Néstor Kirchner decidió el “desendeudamiento” con el FMI) y USD 9.000 millones en 2017.
La historia de la deuda argentina es más que un cuentito de buenos y malos.
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