Para una persona que padecen el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), los tratamientos con antirretrovirales y controles sobre su estado de salud son indispensables para garantizar su calidad de vida.
El seguimiento correcto y la revisión constante de la carga viral en el cuerpo, son vitales para mantener a raya las enfermedades que pueden afectar a un sistema inmunodeprimido.
En la mayoría de los países, los medicamentos para el tratamiento del virus, que durante 2020 infectó a 1,5 millones de personas en el mundo según cifras del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA), son proporcionados por el Estado. Esto debido al alto costo de los insumos y como parte de las políticas públicas de prevención de enfermedades.
Sin embargo, en Venezuela desde 2016 no existe un programa eficiente para la prevención, atención, seguimiento y control de las personas portadoras del VIH. Este tipo de programas, auspiciados por los Gobierno de cada país, también se encargan de mantener las intensas campañas de prevención de los contagios y la erradicación de los tabúes con respecto a la personas seropositivas.
“El programa existe, pero es un cascarón vacío”, dijo a Infobae César Pacheco, coordinador de prevención de VIH de la ONG venezolana, Acción Solidaria.
Desde principios de la década del 2000, hasta antes de 2016, Venezuela fue un referente del programa de atención a pacientes portadores del virus. “Venían personas de otros países vecinos: de Colombia, de Brasil, de las Islas del Caribe a tratarse aquí”, añadió Pacheco.
Este primero de diciembre, Día Mundial de la Lucha Contra el Sida, se cumplen 40 años de la detección de los primeros casos de la enfermedad. Desde entonces se han registrado grande avances en tratamiento para las personas afectadas.
Actualmente en el mercado mundial hay una gran variedad de medicamentos antirretrovirales. No obstante, en Venezuela sólo se puede conseguir una marca. La medicina es donada al Estado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y ONUSIDA, organismos que desde hace casi cinco años intervinieron en el país para garantizar la atención de personas infectadas.
“Se trabaja a ciegas con los pacientes, porque es el único tratamiento que se está suministrando, sin otra alternativa”, explicó Pacheco.
El representante de la ONG añadió que, a la escasez de medicamentos se suma la falta de reactivos químicos para los exámenes de sangre que son necesarios para el control y seguimiento correspondiente.
Pero no sólo los tratamientos e insumos escasean para tratar esta enfermedad, las personas seropositivos tienen muy pocas alternativas médicas para su atención en Venezuela. Muchos de ellos deben trasladarse de una ciudad a otra para recibir atención.
“Mientras más alejado estás, mientras tu pueblo es más pequeño, más difícil es poder acceder a un centro de salud”, añadió Pacheco.
La situación representa un riesgo para los pacientes, porque al no poder evaluar su situación, es imposible saber “si se necesita buscar otras alternativas. Porque a lo mejor la persona está resistente a ese medicamento o por condiciones fisiológicas el tratamiento le está haciendo daño por efectos secundarios”.
Los tratamientos para el VIH se han convertido en la única alternativa, hasta ahora, para que las personas con esta infectadas puedan mantener bajo control su enfermedad. La medicación se encarga de reducir los niveles de carga viral en el organismo evitando que otras enfermedades logren afectar al paciente e incluso que sea intrasmisible.
Según cifras de ONUSIDA, hasta el año 2020 unas 110.000 personas vivían en Venezuela con VIH, de ellas 73.000 conocen su estatus y menos del 60% tienen acceso a medicamentos para el control de la enfermedad.
Las cifras corresponden a evaluaciones hechas por el organismo internacional ya que desde el Estado no hay registros ni datos oficiales que permitan dimensionar la situación real sobre el tema.
“Tenemos registro de que un estimado de 10.000 personas (con VIH) han salido del país en la búsqueda de alternativas para controlar su condición de salud y poder mejorar su calidad de vida”, añadió César.
¿QUIÉN CONTIENE?
Ante la ausencia del Estado, bajo el régimen chavista de Nicolás Maduro, han sido las organizaciones no gubernamentales quienes se han encargado de la contención y atención de personas portadoras del VIH.
“Tenemos mucha gente que llega con cuadros de angustia, de estrés, con desconocimiento o desesperanzada, porque no ve solución cercana a las preocupaciones que se les plantean”, añadió.
La OMS ratificó este año su objetivo de erradicar los casos de esta pandemia, que azota al mundo desde 1981. Para ello los controles de las personas afectadas y las campañas de prevención son esenciales.
Pero en Venezuela, la falta de un programa activo de atención sobre el VIH y la grave crisis económica que afecta al país ha ocasionado incluso escasez de preservativos, único método conocido para evitar el contagio mediante relaciones sexuales.
La desinformación en la sociedad sobre la enfermedad también ha ocasionado que, pese a el establecimiento de un marco legal, se registren casos de discriminación. Aún hay empresas que al momento de la contratación de nuevos empleados, realizan pruebas de despistaje de VIH a los posibles nuevos ingresos y descartan a los portadores del virus.
SEGUIR LEYENDO:
De la vacuna a la posible cura: cuáles son las novedades en el horizonte sobre VIH
La radiografía del VIH en Latinoamérica: “Los jóvenes ya no hablan de lo importante que es cuidarse”
El COVID-19 causó un efecto devastador en la lucha contra el VIH, la tuberculosis y la malaria