El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aventajaba este lunes por la noche a su gran rival Benny Gantz tras el tercer duelo electoral en menos de un año en Israel, que debería poner fin a la mayor crisis política de la historia del país.
Los sondeos a boca de urna divulgados tras el cierre de los colegios electorales daban al Likud, el partido de Netanyahu, 36 o 37 escaños de los 120 del Parlamento, mientras que la formación “Azul-blanco” de Benny Gantz habría recabado entre 32 y 36 escaños. No obstante, los aliados de Netanyahu con los que podría formar un gobierno de coalición, las formaciones ultraortodoxas del Shass, del Judaísmo Unificado de la Torá y de la Lista Yamina (derecha radical) sacaron buenos resultados, según las primeras proyecciones.
“Se trata de una gran victoria para Israel”, tuiteó el primer ministro, quien también expresó su agradecimiento a los votantes, tras la difusión de las primeras estimaciones. Con sus aliados, Netanyahu podría conseguir unos 60 escaños, rondando el umbral de la mayoría de la Knéset, el Parlamento, fijado en 61.
“Blanco-azul”, por su parte cuenta con el apoyo de los partidos de izquierdas, cuyos primeros resultados parecían bastante decepcionantes (6 ó 7 escaños en total), y podría beneficiarse del respaldo de la “Lista unida” de los partidos árabes israelíes, que en septiembre causaron una gran sorpresa al quedar en tercer puesto con 13 escaños.
“Esta vez, esperamos obtener 16”, afirmó el jefe de la “Lista unida”, Ayman Odeh, cuyo objetivo es cortarle el paso a Netanyahu, “padrino”, según él, del plan del presidente estadounidense Donald Trump para solucionar el conflicto israelo-palestino. El lunes por la noche, el partido parecía haber obtenido unos 14 o 15 escaños.
De achicarse la diferencia entre ambas facciones, las miradas podrían acabar dirigiéndose hacia Avigdor Lieberman, jefe de la formación nacionalista laica Israel Beitenou, que de momento no se alineó con ningún bando, y que podría tener al final la llave del gobierno, con entre 6 y 8 escaños.
Las autoridades palestinas, por su parte, lamentaron los resultados proyectados por los sondeos. Según aseguró según Saeb Erakat, secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), el resultado significaría una victoria paraa los partidarios de “la anexión”. “La colonización, la anexión y el Apartheid ganaron”, señaló Erakat en un comunicado.
Netanyahu centró su campaña en esa iniciativa, prometiendo la rápida anexión del valle del Jordán y colonias israelíes en Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel en 1967, como contempla el proyecto de paz estadounidense presentado por Donald Trump a finales de enero de este año.
El miedo al coronavirus no pareció haber afectado a la participación, según las primeras indicaciones de la Comisión Electoral, que dio cuenta de una tasa de participación de 65,6% a las 20H00 (18h00 GMT), dos horas antes de que cerraran los colegios. Esto representa una subida de dos puntos respecto a la misma hora en las últimas elecciones, en septiembre. Finalmente, la cifra fue aún más alta: llegó al 71%.
Con la votación, se trataba de poner fin a la crisis política más importante de la historia del Estado hebreo, tras los comicios de abril y de septiembre de 2019, en los que el Likud de Netanyahu (70 años) y «Azul-blanco» de Gantz (60 años) quedaron muy igualados.
Pero, desde las últimas elecciones, se había producido un cambio importante: el procesamiento de Netanyahu (70 años), quien se convirtió en noviembre en el primer jefe de gobierno en la historia de Israel en ser inculpado, concretamente por corrupción, malversación y abuso de confianza.
A dos semanas de que empiece su proceso, el 17 de marzo, Netanyahu se jugaba su futuro político en esta cita electoral.
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