El viernes los inversores fueron generosos compradores de bonos de la deuda en dólares, sin hacer distinción si eran de corto o largo plazo o de legislación local (en default) o extranjera, y lograron que el riesgo país baje 12 % (casi 500 unidades) a 3.487 puntos básicos.
Las razones que explican el movimiento, a pesar del rechazo de los acreedores a la propuesta argentina, es que nadie cree que el país vaya al default. Esta situación en medio de una pandemia, sería una catástrofe económica que podría venir acompañada de hiperinflación, corrida cambiaria, disparada del precio del dólar y caída de las exportaciones por el cierre de líneas de créditos y de mercados. Por supuesto, podría llevar a una debacle cercana a las empresas endeudadas en dólares que arrastrarían a las Pymes.
Motivos no faltan para creer en un acuerdo. Los acreedores con bonos en estas paridades de default, pueden aspirar a obtener una buena renta si se compara los títulos locales con los rendimientos de los papeles del exterior que en algunos casos son negativos, como sucede con los títulos alemanes.
Los bonos más cortos subieron entre 7 y 13% y los más largos con ley extranjera, que inciden en el promedio del riesgo país, tuvieron mejoras de más de 10%.
El dólar se mantuvo tranquilo. El libre, que es el que ahora más mira el mercado de ahorristas, bajo $ 2 centavos a $ 103 y el contado con liquidación aumento 54 centavos a $ 102,64. El dólar Bolsa, en cambio, sucumbió $ 3,53 a $ 99,84. Fue el único dólar libre que cerró por debajo de los $ 100.
Lo más preocupante para los exportadores, es que el Banco Central está dejando retrasar al dólar mayorista. La entidad sigue devaluando 12 centavos diarios (0,20%) lo que lo deja en inferioridad de condiciones frente a las demás monedas de países emergentes y frente a la inflación. Además, los exportadores vieron cerradas fuentes de financiación más baratas como las cauciones bursátiles. Les pusieron un pasillo para apurarlos a vender los dólares un precio que es 60% inferior a los dólares libres. El viernes la divisa mayorista cerró a $ 65,86. A este ritmo terminaría abril en $ 67 (+2,3%) lejos de la inflación esperada y por debajo de la devaluación de 3,6% del mes pasado.
Los mercados overnight, que abren a las 19,30 de la Argentina y negocian durante toda la noche hasta la apertura de las bolsas, marcaban una apertura casi neutra para Wall Street, ya que los tres principales índices estaban levemente negativos.
En Europa, también había cautela. El DAX alemán subía 0,41%; el FTSE de Londres, 0,12% y el Euro Stoxx, que agrupa a las 50 grandes empresas que cotizan en Europa, 0,45%.
Las Bolsas de Asia, que operaban en firme, no a futuro, también mostraban prudencia. El Nikkei de Tokio bajaba 1,28%, mientras el Hang Seng de Hong Kong subía 0,09%, una cifra irrelevante. Los otros tres indicadores de las bolsas chinas, ganaban no más de 0,50%.
El Petróleo, en cambio, no mostraba moderación en los retrocesos. El WTI de Estados Unidos perdía 5,31% y cotizaba a USD 23,70 por barril. El Brent de Europa que es el de referencia de la Argentina, cedía 1% a 27,81 por barril.
Pero la Argentina quedó afuera de este mercado. El mundo ya no le marca el ritmo a la Bolsa ni a los bonos locales. La deuda es la que gobierna el bolsillo de los ahorristas y las paridades son tentadoras como para apostar a un acuerdo con los acreedores. Pero todos los pronósticos que se hagan, incluido el de esta nota, sirven para las próximas 24 horas, porque en el exterior por caso las apuestas son a distintos medicamentos que parecen tener éxito en combatir el COVID-19 si se trata al paciente en el principio de la enfermedad.
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