En una decisión que demuestra el avance del expediente que investiga la muerte de Diego Armando Maradona, la Fiscalía General de San Isidro decidió imputar esta tarde al psicólogo Carlos Díaz que trató a Maradona en los meses previos a su muerte. La decisión también incluye a la enfermera Dahiana Madrid, que reconoció haber mentido en su reporte a la empresa que la contrataba sobre supuestamente haber controlado a Diego, así como a otro enfermero, de nombre Ricardo, presente el 25 de septiembre.
La calificación en su contra es la misma que por la que se investiga al neurocirujano Leopoldo Luque y a la enfermera Agustina Cosachov: homicidio culposo por negligencia u omisión.
También, se volverá a convocar como testigo a “Monona” Rodríguez, la cocinera que trabajaba en la casa del country San Andrés y presente en el lugar cuando hallaron sin vida a Diego Maradona. Y no se descarta que en las próximas semanas sean imputadas otras personas vinculadas al entorno del ex futbolista, aunque no pertenezcan necesariamente al círculo médico que lo atendía.
Así, comienza a concretarse una nueva hipótesis de trabajo sobre el entorno, comienzan a investigarse aquellos quienes hayan estado al cuidado más inmediato de Maradona en la casa del country San Andrés, sean personal médico o no, quienes hayan tenido la responsabilidad de controlarlo y auxiliarlo, con el ídolo confinado a una habitación en una internación domiciliaria sin un llamador de cama, un tanque de oxígeno o un desfibrilador. Es decir, aquellos que estaban en una “posición de garante de su vida”, explican en los tribunales de San Isidro, como si fuesen guardavidas en la playa del final del mejor jugador de fútbol del planeta. Los mezquinos dichos en los chats de Luque, como “el gordo se va a cagar muriendo”, completan el cuadro, son considerados apostillas a la historia de la muerte.
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