Este martes por la tarde, Maximiliano Victor Corrales, de 28 años, fue detenido por la Policía de Santa Fe tras protagonizar un fuerte tiroteo en pleno centro de Rosario, luego de supuestamente intentar robar un minimercado en la calle Zeballos al 1700. La secuencia fue filmada desde un automóvil y una terraza: se ve a Corrales mientras apunta con su pistola, vestido en un buzo negro, para luego caer con una bala en su pierna izquierda disparada por un policía de civil. Alguien grita en la filmación, con Corrales en el suelo sobre un charco de su propia sangre: “¡Sacale el fierro, sacale el fierro!” Otras dos personas fueron heridas, la encargada del local asaltado y un cliente.
Así, Corrales, oriundo de Rosario, fue acusado de robo calificado, abuso de arma y lesiones, con una causa en su contra a cargo del fiscal Gustavo Ponce Asad. Se le secuestró la pistola que llevaba, una Glock 9 milímetros.
Romina, la encargada del comercio que resultó herida, dijo a Rosario3 que “el hombre entró a comprar, le vendí, pegó media vuelta como que se iba pero sacó el arma, la cargó y el cliente que estaba adentro conmigo intentó defendernos. Se tiró arriba, empezó el forcejeo y en un momento sonó el balazo”. El cliente recibió el disparo en un pie.
La mujer continuó el relato: “Después agarro el termo y fui derecho a pagarle al delincuente para sacarlo. Él ni se mosqueó (por el golpe). El cliente ya estaba en el piso baleado. Agarré la puerta y lo saqué afuera, a los gritos, el cliente a los gritos también”.
El caso está lejos de ser el primero en el prontuario de Corrales: de acuerdo a registros penales de la provincia de Santa Fe, el rosarino acumula causas hace más de diez años, con expedientes radicados en juzgados de menores de la provincia por robo simple y calificado.
Su primera detención data de noviembre de 2008, luego volvió a caer en 2009, primero en junio y luego en julio. Lo detuvieron de vuelta al año siguiente, otra vez por robo. Cayó también en marzo del año pasado, ya con un pedido de captura sobre su cabeza, con una condena a cargo de un juzgado de ejecución penal provincial. Otras calificaciones en su contra en fiscalías de flagrancia incluyen daños y tentativas de robos y hurtos.
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